La pizarra, tan oscura,
se mostraba complaciente,
a las manos del maestro
y a la tiza blanca y nieve.
Una tiza que, en sus manos,
cobra vida, es evidente,
deja letras y oraciones
con quebrados a las sienes.
Mucho esfuerzan las meninges
por anversos y reveses,
para dar con las respuestas
a esa tiza tan silente.
Mientras tanto, de los labios,
surge el canto de los viernes,
"cinco por tres son quince,
cinco por cuatro son veinte".
Y así entraba la lección,
matemáticas en ciernes,
sin conjuntos ni otras cosas
que alteraran la corriente.
Por la calle, en un patín,
una niña se entretiene,
está mala, ha dicho en clase,
y hasta incluso tiene fiebre.
Federico se sonríe
con su boca sin un diente,
que ha dejado a la almohada
para ver si premio tiene.
Mientras tanto, la ventana,
sufre el beso del nordeste,
la caricia de esa brisa
de una forma irreverente.
Ricardito está soñando
con los bosques y los duendes,
Mari Pili le susurra
que está bien y que despierte.
Y en el fondo, la pizarra,
ya cansada se nos duerme,
y la tiza del maestro
rompe el aire dulcemente.
El reloj avanza lento
y la hora se nos viene,
carpetazo a las lecciones
y hasta el lunes no se mueven.
Es la arruga que nos queda,
la avaricia de las frentes,
de querer dejar en blanco
las libretas y deberes.
"...La pizarra, tan oscura,
cobra forma, de repente,
y recuerda a cada alumno,
los esfuerzos que no quieren.
Es la mano del maestro,
esos dedos sugerentes,
los que trazan los trabajos
para el lunes, como siempre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/05/16
se mostraba complaciente,
a las manos del maestro
y a la tiza blanca y nieve.
Una tiza que, en sus manos,
cobra vida, es evidente,
deja letras y oraciones
con quebrados a las sienes.
Mucho esfuerzan las meninges
por anversos y reveses,
para dar con las respuestas
a esa tiza tan silente.
Mientras tanto, de los labios,
surge el canto de los viernes,
"cinco por tres son quince,
cinco por cuatro son veinte".
Y así entraba la lección,
matemáticas en ciernes,
sin conjuntos ni otras cosas
que alteraran la corriente.
Por la calle, en un patín,
una niña se entretiene,
está mala, ha dicho en clase,
y hasta incluso tiene fiebre.
Federico se sonríe
con su boca sin un diente,
que ha dejado a la almohada
para ver si premio tiene.
Mientras tanto, la ventana,
sufre el beso del nordeste,
la caricia de esa brisa
de una forma irreverente.
Ricardito está soñando
con los bosques y los duendes,
Mari Pili le susurra
que está bien y que despierte.
Y en el fondo, la pizarra,
ya cansada se nos duerme,
y la tiza del maestro
rompe el aire dulcemente.
El reloj avanza lento
y la hora se nos viene,
carpetazo a las lecciones
y hasta el lunes no se mueven.
Es la arruga que nos queda,
la avaricia de las frentes,
de querer dejar en blanco
las libretas y deberes.
"...La pizarra, tan oscura,
cobra forma, de repente,
y recuerda a cada alumno,
los esfuerzos que no quieren.
Es la mano del maestro,
esos dedos sugerentes,
los que trazan los trabajos
para el lunes, como siempre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/05/16
He leído tu poema y un montón de recuerdos se amontonan en mi mente desde muy pequeña hasta bachiller, entre tizas y pizarras me vi mil veces, mil lunes mil historias uufff hermoso!!! un abrazo mi querido amigo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarLa pizarra y las tizas, ¡qué bonitos recuerdos Bea!, ¿verdad?...
EliminarUn abrazo.
MUY LINDOS VERSOS RECORDANDO LA INFANCIA ...POR FIN PUEDO ENTRAR A TU BLOG...
ResponderEliminarABRAZOS
Marina
Gracias Marina. Me alegro de que así sea.
EliminarUn abrazo y lindo día.
Hoy la pizarra cobra vida entre tus letras.
ResponderEliminarUn beso.
Todos volvemos a ella alguna vez, María, aunque sea como un recuerdo.
EliminarUn beso.
Cuantos recuerdos me traen esas pizarras...y no demasiado buenos, algunos, otros maravillosos,
ResponderEliminarcomo tus poemas Rafael, un placer leerte.
Un abrazo.
Que esos recuerdo se queden con aquellos momentos agradables y olviden los otros, Carmen..
EliminarUn abrazo y gracias por tus palabras.
Qué ternura y qué recuerdos...
ResponderEliminarBesos.
Todos los tenemos, Carmen.
EliminarBesos.
Si tu propósito ha sido hacernos recuerdos de la infancia lo has logrado perfectamente, tu poema es original y hermoso
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
En realidad ese era mi propósito, Carmen.
EliminarUn abrazo y gracias por acercarte a mis letras.
Uffff que belleza Rafael. Añoranzas de la infancia, de tiempos preciosos para mi. Cuanta nostalgia me ha invadido leyendo tus bellos versos amigo.
ResponderEliminarUn beso y mi cariño
Me alegro de que así haya sido Deray.
EliminarUn abrazo en la noche.
Olor a tiza
ResponderEliminarlatidos de vida
que preciosidad tu poema
tantas historias en una
un abrazo grande
Me alegro de que las veas y te lleguen, María.
EliminarUn abrazo en la noche.
Tus letras le dan vida a la pizarra que escribe de nuevo el recuerdo y lo hace presente, Rafael...Todo vive en el alma y permanece con nosotros. A veces pienso que el tiempo es una ilusión y no existe.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño por tu sensibilidad.
M.Jesús
Es posible que sea lo que dices y que el tiempo sea una ilusión y no exista, María Jesús, pero mientras tanto hay que seguir...
EliminarUn abrazo.