viernes, 23 de marzo de 2012
DEJAREMOS QUE PASE UN ÁNGEL...
Dejaremos que pase un ángel
y toque nuestras almas
para sentir los dedos de los dioses,
entonces cerraremos nuestros ojos
al mundo tan hostil que nos rodea
y haremos de la noche ese refugio
que cuentan tantas plumas y poetas.
Dejaremos que lloren las estrellas
para sentir el beso de sus lágrimas
y otra vez la caricia de las hadas
nos transporte a ese mundo misterioso
de los bosques.
Dejaremos que canten las sirenas
y que vengan de nuevo hasta las playas,
para ver al muchacho vagabundo caminar
con su antorcha entre las manos
a buscar esa imagen deseada.
Dejaremos que hablen nuestros manos
y recorran caminos y senderos,
a través de los cuerpos virginales
que se ofrecen y tiemblan de deseo.
Dejaremos pintar a nuestros dedos
los dibujos y marcas en los cuerpos,
que perfilen los senos sinuosos,
las colinas, los valles y desiertos,
y que bajen sin prisa hasta la gruta
a saciar esa sed de los sedientos.
Dejaremos Sin más, como a los niños,
que se cumplan los sueños imperfectos
y que vengan también las mariposas
a cerrar a su ojos entreabiertos,
recogiendo las almas esa nota,
y su acorde de amor suba a los cielos.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/03/12
"·Dejaremos" es una sentencia a futuro. Una promesa latente.
ResponderEliminarSin duda deben elevarser a los cielos los sueños que traen tanto calor a nuestras almas y dejarlos volar, como niños con sus ilusiones infantiles, con sus juegos, con sus pasiones, que no debieran ser interrumpidos jamás.
"Dejaremos que pase un ángel
y toque nuestras almas
para sentir los dedos de los dioses"...
Totalmente hermoso.
Gran poema, Rafael.
Gran inspiración.
Felicidades y abrazos miles.
Gracias Maritza, es cierto que puede ser una promesa latente, un sueño lleno de color y fantasía.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael