Café con leche,
tomabas en la tarde,
con unas pastas.
Era tu tiempo,
minutos de descanso
y de evasión.
Quizás, entonces,
parabas en tus sueños
y fantasías.
Yo te miraba,
sumido en el silencio,
con reverencia.
De vez en cuando,
tus ojos me buscaban
y sonreías.
Quizás, entonces,
veía en ti a la estrella,
del faro y puerto.
Tus finos dedos
llevaban la tacita
hasta los labios.
Y allí apuraban
la crema y el rescoldo
de aquel café.
Luego volvías
al mundo de la infancia
y de mis sueños.
¡Tiernos recuerdos
de madre y de utopías,
con un café!
Rafael Sánchez Ortega ©
29/09/20
Es una figura entrañable y un cuadro que muchas veces hemos leído y pensado en vivir intensamente en algún momento de la vida con ese ser tan maravilloso como es nuestra madre. No recuerdo haberlo vivido así, exactamente, porque quizás nunca se dio esa ocasión, pero he tenido la suerte de poderlo "vivir" en mis sueños, en mis lecturas y de ahí este ensayo y estas letras que intentan, de alguna manera, reflejar el acto sencillo y un rato, en una tarde, con la persona maternal y querida.
Que bonito y cuanta ternura guardan tus versos.
ResponderEliminarA mi madre la recuerdo por las tardes, tomando mate y alimentando a los gorriones que conocedores de sus migas se acercaban hasta su lado a comerlas. Un abrazo.
Son momentos que no se olvidan, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Las madres con su café con leche, qué de recuerdos traen, por las tardes, sobre todo.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Así es, Albada Dos.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Me has hecho recordar tardes de leche condensada eso mucho y con colacao. Café en casa no se tomaba nunca, por la tensión de mi madre. Empecé a tomar café con 21 años, y ahora tomo descafeinado ajaja. La vida...
ResponderEliminarHermoso poema y sobre todo repleto de nostalgia .
Un feliz lunes.
Pues si, Campirela, nostalgia, recuerdos... Quizás es "lo que queda" o "lo que se busca", no sé, así es la poesía.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Muy bonitos versos Rafael! Para quienes han podido disfrutar y compartir con una madre seguramente es entrañable, momentos para atesorar de por vida. Abrazo enorme
ResponderEliminarGracias por tus palabras Eli Méndez.
EliminarUn abrazo.
Es entrañable lo que has escrito, y de alguna manera lo has vivido, aunque sea desde los sueños.
ResponderEliminarQué recuerdos, yo recuerdo cuando mi madre me hacía el chocolate a la taza, estaba riquísimo.
Un abrazo en la tarde.
Seguro que fueron unos momentos inolvidables, María.
EliminarUn abrazo y gracias.
Hola Rafael, tus letras me han traído ese maravillo recuerdo junto a mi madre, donde siendo una niña pequeña me sentaba en la cocina junto a ella y compartíamos ella un café y yo mi tacita de leche. Ahora lo seguimos haciendo cada vez que estamos juntas. Es lo que más he extrañado en este tiempo de pandemia de distanciamiento obligado. Espero volver a hacerlo muy pronto. Gracias por este regalo. Un abrazo grande.
ResponderEliminarGracias a ti, Lady Blue, por compartir estos recuerdos que me citas.
EliminarUn abrazo en la noche.
Preciosos tus sentimientos y letras que acompañan el recuerdo venerado de tu madre.
ResponderEliminarUn abrazo grande Rafael.
Gracias por tu comentario Ceciely.
EliminarUn abrazo.
"Precioso"...no caben mas palabras.Abrazos!
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario Menta.
EliminarUn abrazo.
Pues yo os he visto :)
ResponderEliminarEl poema desprende imágenes.
Abrazo, Rafael.
Gracias sincedras Verónica.
EliminarAbrazo.