Con mis "dolores"
camino por el mundo
día tras día.
Eres quejica,
me dicen los amigos
y mi familia.
Pero quisiera
que ellos no pasaran
estos tormentos.
Pues las molestias
son fuertes y profundas,
como puñales.
Sufre la mente
por culpa de que el cuerpo
está dolido.
Vienen los miedos,
la angustia se acrecienta
y entras en bucle.
Se vuelve negra,
la luz de tus pupilas,
te pesa el alma.
Quieres vivir,
apartas a la muerte
que se te acerca.
Al final rezas,
y miras a los cielos
pidiendo fuerzas.
Dame tu amor,
Dios mío, en este instante,
te necesito.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/25
Hola Rafael. Tu poema es casi una confesión. Es que a veces la tristeza aumenta los malestares, tus versos son un dolor compartido y a veces eso hace bien. Cariños y que te mejores.
ResponderEliminarmariarosa.
La vida es un viaje con inicio y fin, con alegrías y tristezas, pero con todo, es un regalo, creo lo mejor en esta etapa es agradecer y agradecer, lo que se tuvo, lo que se tiene, lo que ha de venir. Así, nuestro corazón se prepara mejor haciendo a un lado el miedo y en el tiempo presente se disfruta lo que tenemos, lo que aún nos emociona, lo que aún podemos abrazar con amor. Lo eterno será la recompensa. Emotivos versos amigo. Un abrazo grande.
ResponderEliminarP A T Y
Hay dolores tan intensos que no se pasan ni con la medicina del amor.
ResponderEliminarUn abrazo.