¿Por qué las flores
se tiñen de colores
en el otoño?
¿Por qué los ojos,
las miran y las buscan
con mucho agrado?
¿Por qué el silencio
se vuelve más profundo
cuando no estás?
¿Por qué en la playa
se ven tantas gaviotas
junto a las olas?
¿Por qué me miras
y guardas lo que piensas
sin decir nada?
¿Por qué te miro,
y digo, en mi silencio,
cuánto te amo?
¿Por qué dudamos
si vemos que el otoño
nos da su paz?
¿Por qué, estos versos,
se tiñen de nostalgia
con sal y mar?
¿Por qué te escriben
mis dedos, si tus labios
quiero besar?
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/25

En nuestro despertar de consciencia, muchas veces nos comportamos contradictorios, es como desear a la vez de temer a decir lo genuino, lo puro, lo que brota del fondo del alma. Tener miedo es algo intrínsecamente humano, lo que aprendemos, con miedo y todo, es atrevernos a decir lo que sentimos, asumiendo los riesgos que ello implica ya que el receptor(a) es otro ser con miedo y no sabemos con exactitud en qué parte del camino evolutivo se encuentra. Hermoso poema amigo, hilado con dulces preguntas llenas de amor. Un abrazo, espero que estés bien.
ResponderEliminarP A T Y
Tantas preguntas...
ResponderEliminarY mientras, las gaviotas esperan.
Abrazo, Rafael.