Ante la puerta,
sombría del destino,
yo me detengo.
Alzo la vista
y miro ante la bruma...
¡No veo nada!
Es algo denso,
oscuro y sin respuestas
lo que me espera.
Quizás, por ello,
mi cuerpo se estremece
y tengo miedo.
Miedo a la vida,
al resto que me queda
de este futuro.
Porque perduran
preguntas, sin respuesta,
que se hace el alma.
Queda un recodo,
con piedras y guijarros
del gran sendero.
La última vuelta,
tan simple, de un camino,
lleno de espinas.
Y allí terminan
y acaban, estos versos,
de mi poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/06/25
Hola, Rafael.
ResponderEliminarHe llegado ante tu puerta a través de otro blog de poesía, Ya tienes una nueva seguidora. Yo escribo poesía infantil. Te espero también en mi puerta,
Muy bonito.
Saludos.
Gracias Marisa.
EliminarUn saludo.
Cuanta tristeza Rafael, ultimamente hay en tus versos una melancoía dolosa, mi otoño provoca melancolia, pero tu verano debe transmitirte colores y aromas. Todos tenemos años, hay que sonreír, aunque a veces nos cueste, disfruta del sol que te acaricia.
ResponderEliminarmariarosa.
Gracias por tus palabras María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Esas espinas habrá que convertirlas en rosas, solo tenemos que cerrar los ojos y dejar la mente volar. Un abrazo, Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.