Aquellas clases
con mesas y pupitres
no las olvido.
Sus altos techos,
los grandes ventanales
y las pizarras.
La regia mesa
del profe, con sus libros,
y la tarima.
Veo el terráqueo
con libros soñolientos
y algo de polvo.
Las matemáticas,
danzaban, con nosotros
en las cabezas.
Los largos cantos
de números y múltiplos
con los quebrados.
Luego el silencio.
La voz del profesor
dando la historia.
Y el pensamiento
danzando con sus héroes
y las princesas.
...Hoy, el recuerdo
me lleva a primaveras
ya amortizadas.
Pero hasta el alma
hoy llegan los latidos
de aquellos días.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/06/25
Yo que no soy de mirar hacia atrás, a veces también me viene a la memoria esos días de cuando siendo niños, todo era ilusión y la mente se nos iba no sabemos dónde y volvíamos de repente a estar frente a la pizarra embadurnada de tiza blanca. Qué tiempos.
ResponderEliminarSAludos.
Es cierto lo que dices, Manuela. Gracias.
EliminarSaludos.
Me hiciste recordar mis salones de clase....
ResponderEliminarAbrazote Rafael!
Me alegro, Natalia, gracias.
EliminarUn abrazo.