viernes, 17 de febrero de 2012

¡CUÁNTAS VECES FUI A MIS SUEÑOS...!


¡Cuántas veces fui a mis sueños
a vivir esa jornada...
Y la viví, ciertamente,
y me dormí recordándola!

Día gris que amanecía
despertando en la mañana,
día como tantos otros
con la fiebre acumulada.

Yo era joven, casi un niño,
un imberbe que soñaba,
no llevaba en esos tiempos
una carga en mis espaldas.

No tenía resquemores
ni las dudas me acosaban,
adelante, me decía,
ensanchándose mi alma.

Y ocurrió lo indescriptible
al cruzarse dos miradas
tú en la mía y yo en la tuya
y callaron las palabras.

Comenzamos un romance
con la frente siempre alta,
con tus dedos en mis dedos
y las manos enlazadas.

Compartimos los segundos,
los minutos que quedaban,
de aquel sueño sin fronteras
que la dicha nos brindaba.

Y buscamos el abrigo
de aquel banco de la plaza,
que ahora miro muchas veces
tan vacío que desgarra.

En su asiento nos besamos,
a la sombra de unas ramas,
de unos robles, cual testigos,
que los besos contemplaban.

Pero el tiempo transcurría
y sonaron las campanas,
anunciando sin remedio
el momento de tu marcha.

Yo noté un escalofrío
recorriéndome la espalda,
y besé tu lindo cuello
y tus labios que temblaban.

Te marchaste y me dejaste
unos ojos con tus lágrimas;
y el vacío de tu ausencia
dejó huella muy amarga.

Aquel día, lo recuerdo,
fue el comienzo y la añoranza,
el principio de un suspiro
y el despido de una infancia.

"...¡Cuántas veces fui a mis sueños
a buscar lo que no hallaba...
la sonrisa tan preciosa
de tu cara de gitana!..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/12

jueves, 16 de febrero de 2012

ES HERMOSO LLORAR CUANDO LLORAN LOS VIOLINES...


Es hermoso llorar cuando lloran los violines
y sumirse en su llanto cadencioso y agridulce,
esperando la sonrisa temblorosa
que nos mandan las estrellas.


Quizás es la resaca de los mares
resumida en sus arpegios,
quizás es el viento fresco del nordeste
quien nos deja su salitre,
quizás son los rumores de las olas
cuando llegan a las playas,
quizás son las gaviotas
cuando pasan con su vuelo,
quizás son esas algas
que nos dejan las corrientes


Una vez me dijeron que escuchara
en el silencio y extrañado así lo hice.
Y escuché los sonidos más hermosos de la vida.
Y lloré tras el silencio compartido,
con ese llanto "silencioso"
que recorre las mejillas de los niños,
lloré como el amante, ante el cuaderno,
cuando piensa en qué poema trazarán, al fin, sus dedos
para dar a la persona tan amada.


Hoy no sé si debo llorar en el silencio
ó si debo escuchar esos sonidos tan sutiles
que se escapan al oído
y que llegan solo al alma.
Porque sé que necesito del silencio,
el silencio de tus labios que musitan,
el silencio de tu pecho que suspira,
el silencio de tus besos que se estiran
en las sombras,
el silencio de tu alma malherida
con el tiempo, el silencio de tus dedos
cuando "rasgan el silencio" con tu pluma,
el silencio de tus versos, simplemente...


Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/12

HE OBSERVADO EL VACÍO EN TU VENTANA...


He observado el vacío en tu ventana
y a la vez he sentido gran tristeza,
faltaba tu presencia tan lozana
y las letras dejando tu franqueza.

Faltaba la frescura cotidiana,
los versos expresados con belleza,
la brisa con impulso Pessoniana
que dejas y trasmites con certeza.

...Y de pronto sentí un escalofrío,
una angustia febril perló mi frente.
Buscaba en esta noche una mirada
a mi flor rescatada del estío.
Una flor cultivada dulcemente
y a la vez, con el tiempo, marchitada...

Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/12

miércoles, 15 de febrero de 2012

ALGUNA VEZ ESCUCHO...


Alguna vez escucho
las voces del silencio,
los puntos suspensivos
del aire y de los vientos.

Entonces, con mas fuerza,
retornan los recuerdos,
los ecos del pasado
dormidos con mis sueños.

Regresan golondrinas,
gorriones y vencejos,
regresan los poemas
escritos en secreto.

Y entonces cobran vida
las letras y los versos,
y anuncian las figuras
de seres que ya han muerto.

Hay rimas que suspiran
envueltas en cerezos
y órganos que suenan
soltando sus arpegios.

Hay voces que se entonan
y narran viejos cuentos,
y oídos de los niños
que tratan de entenderlos.

También existen mares
que llegan a destiempo,
y en ellos vienen olas
cargadas de misterio.

Alguna vez escucho
hablar al universo,
y siento los latidos
de estrellas y luceros.

Entonces van pasando
segundos de aquel tiempo,
la risa compartida
en juegos y paseos.

Regresa la nostalgia
repasa los cuadernos
y mira aquellas letras
tan llenas de deseos.

Y entonces se revuelven
hogueras con sus leños,
volcanes apagados
brotando así de nuevo.

Hay niños que suplican
y piden caramelos,
igual que los ancianos
de bancos y paseos.

Hay jóvenes amantes
que buscan unos dedos,
tan solo una mirada
y el roce de unos senos.

También existen hombres
que claman por un beso,
y ofrecen hasta el alma
y mueren sin tenerlo...

"...Alguna vez escucho,
Amor, que tú te has muerto,
y niego esa palabra,
¡pues vives en mi pecho!..."

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/12

HOY HUBIERA QUERIDO CORRER EN LA MAÑANA...


Hoy hubiera querido correr en la mañana
y tomar tu cara entre mis manos,
gritarte al oído que te quiero,
decirte sin palabras que te amo
mientras sentía acelerarse tu corazón
despertando del sueño de la noche.


Porque tu noche se prolonga en exceso
y no quiero que sigas en las sombras.
No quiero que busques en tinieblas
esa luz que ansías y deseas,
no quiero que mendigues la palabra
ni vayas buscando en los rincones
los suspiros del viento,
ni tampoco que esperes que las piedras
y paredes
escuchen tus monólogos
y que sea el eco el que responda.


Quiero que sientas siempre mi presencia,
que veas que estoy a tu lado
y no me he ido,
que duermo en un rincón del alma
y de tu pecho,
que escucho lo que dices
y hablo a tu persona,
pero que también estoy ahí
para que me digas lo que quieras,
que te duele la cabeza,
que tienes frío,
que sientes ganas de quedarte en la cama,
que baje a buscar el pan en la tienda
de al lado,
que te suba un café
y que te acaricie con mis manos tus mejillas.


Pero quiero de verdad que me sientas
en tu sangre
y en ese remolino de pasiones y emociones
que se cruzan y entrecruzan entre el mar
y las mareas de tu vida
y sumergen a tu alma entre dudas y locuras
sin sentido.
Porque tienes la razón que yo preciso
y que no pido,
ese beso que se ahoga y que no sale,
ese abrazo y la caricia temblorosa
que retienes,
esa voz en tu mirada que desea dar un grito
y llegar hasta mi alma,
ese dulce escalofrío que te nace
y que quisieras transmitirme en el silencio...


Yo te entiendo vida mía, no lo dudes,
y por eso hubiera querido correr hoy,
en la mañana, para decirte todo esto
y también para decirte ¡que te amo!...


Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/12

SAN VALENTÍN.


(Foto tomada del Blog de Marine: http://artefloralikebana-marina.blogspot.com/ )

Dime que sí, amor, es importante,
pues vienes a mi lado en este día
y llegas con tu gracia debordante
y el beso que precisa mi alegría.

La fecha sobre todo es relevante;
es martes de un febrero de armonía,
más es San Valentín, y es importante
sacar el alma al sol con gallardía.

Debemos entregar besos robados,
al labio que suplica dulcemente,
tratando que se calme su fogueo.

Debemos recibir, y ser amados,
con besos de ese labio tan ardiente,
que ofrece el ser amado en su deseo.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/12

martes, 14 de febrero de 2012

RECUERDO HABERTE VISTO EN EL PASEO...


Recuerdo haberte visto en el paseo
mirando el manto blanco en las montañas,
llevabas la sonrisa entre los labios
prendida de alfileres que temblaban.

Tenías el candor de las palomas
que salvan con su vuelo la distancia
y buscan en el parque su comida,
la mano que les deje unas migajas.

Llevabas el vestido recogido,
tus piernas perezosas se estiraban,
y andaban con la gracia y el salero
que estilan las sirenas y las hadas.

No sé lo que sentí en aquel instante,
tan solo que tu cuerpo me hechizaba,
seguía disfrutando de tu cuerpo
cruzando dulcemente por la plaza.

Y entonces ocurrió lo inesperado
surgiendo, sin llamarlos los fantasmas,
las dudas del pasado y el recuerdo
volvieron con gran fuerza hasta mi alma.

Debí seguir tus pasos sin dudarlo
más algo me detuvo como un ancla,
dos fuerzas se enfrentaron en mi mente
saliendo derrotado en la batalla.

Quedé como se quedan los cobardes
herido y con el llanto en la garganta,
mi alma destrozada se moría
en medio de suspiros y de lágrimas.

Te vi como partías a lo lejos
ausente a lo ocurrido a tus espaldas,
seguías con tu paso entretenido
trazando tu silueta limpia y clara.

Atrás, entre el silencio y la trinchera,
quedaba aquel cobarde que lloraba,
el niño que anhelaba ver tus pasos
y el hombre que ante ellos no luchara.

No llores, le decía la conciencia,
los hombres no demuestran esas cartas,
las lágrimas son cosas de los niños
que lloran cuando pierden lo que aman.

Los hombres solo sufren en silencio,
se quedan en sus labios las palabras,
se mueren y marchitan sus pasiones
y vuelan sus cenizas a la nada.

"...Recuerdo haberte visto en el paseo
luciendo tu sonrisa tan galana,
recuerdo que seguistes a mis ojos
y al beso que mis ojos te enviaban..."

Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/12