jueves, 4 de julio de 2024

5.885 - CANTABA DE NOCHE...



Cantaba de noche

la alegre cigarra,

cantaba a la luna,

al mar y a las aguas.


Cantaba sin miedo

su alegre tonada,

dejando ese néctar

que embriaga las almas.


Saliste en las sombras

también a buscarla,

a ver si podías

soñar con su calma.


Y al fin la encontraste

luciendo en las ramas

de un roble, en el bosque,

cercano a la playa.


Cerraste los ojos,

pensaste en tu casa,

y en labios que piden

y buscan tu cara.


También compartiste,

en tiempos, las nanas,

con versos y letras

de cuentos y hadas.


¡Qué ratos bonitos

y tiempos de magia,

vinieron a darte

la noche estrellada!


Y así se pasaron

los días de infancia,

las horas y ratos

que tú deseabas.


"...Suspiros y sueños,

¡qué mezcla tan grata!,

viviste en la noche

buscando cigarras..."


Rafael Sánchez Ortega ©

30/06/24

miércoles, 3 de julio de 2024

5.884 - HA LLEGADO EL VERANO...



Ha llegado el verano

con un tiempo revuelto

de calores y lluvias

alterando los cuerpos.


Y las mentes se estrechan

con reproches y miedos,

suplicando a los días

una paz en el tiempo.


Que el calor y la brisa

se permuten con celo,

alcanzando a las almas

y rompiendo el silencio.


Y es que son, estas fechas,

de crear mil recuerdos,

para luego llevarlos

y guardarlos muy dentro.


Son instantes y risas,

de pequeños momentos,

con sencillos murmullos

de la brisa y el viento.


Son la música sorda

de los labios inquietos,

y esa voz que estremece

y nos deja sus besos.


Son fragmentos y adagios

de algún viaje incompleto,

donde el alma se encuentra

con la paz de los versos.


Y así nace la vida

del poema y del sueño,

en la mente del niño

y del hombre viajero.


Ha llegado el verano,

para ti que, en invierno,

zapateas la vida

para ir a su encuentro.


Rafael Sánchez Ortega ©

29/06/24

lunes, 1 de julio de 2024

5.883 - DE NUEVO...



De nuevo, tu sonrisa, 

limpió mis telarañas

que habían avanzado 

cubriendo las ventanas. 


Tus letras me animaron, 

temblaron mis pestañas 

y el agua vino a ellas, 

cual brisa enamorada.


Creí que te habías ido, 

muy lejos, por montañas 

y puede que por sendas 

y rutas muy lejanas. 


Estaba entristecido, 

sin sueños y sin nada, 

sumido en la miseria 

de miedos y fantasmas.


Veía que mis sueños 

con prisas se alejaban 

y huían de mis manos

los versos y la calma.


Quería tu sonrisa, 

tu voz y tu palabra, 

por medio de las letras 

que antaño me llegaban.


Y un día, sin pensarlo, 

volvieron a mi casa 

las letras temblorosas 

que tanto deseaba.


Lloró, sin tú saberlo, 

un niño en la distancia, 

plasmando en sus poemas

la sangre alborozada.


Temblaron sus ojitos,

con brisa satinada

y lluvia de un verano 

con rosas y con magia.


Y fueron de un poema,

las flores rescatadas, 

con sueños y ternura 

en ellos reflejada.


Doy gracias a los cielos 

por esa forma clara 

de verte en estos versos, 

temblando y sin distancia.


Rafael Sánchez Ortega ©

28/06/24