Se encoge el niño.
Hay lluvia en los caminos
que asusta un poco.
Avanza otoño,
se estira con noviembre
y ya bosteza.
Es con el agua
que mandan de los cielos
las nubes negras.
Termina el cole
y salen de las aulas
los escolares.
Por eso, el niño,
no sabe si mojarse
volviendo a casa.
Quizás le riñan
o puede que le digan
otras palabras.
Como que hubiera
esperado la escampada,
que llegaría.
Pero las prisas,
pensando en la merienda,
no razonaron.
Y se mojó,
nuestro niño, y lo lamenta,
pero ya es tarde.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/25






