Con el fragor del humo y la pelea
los ojos, tiernamente, se alteraron,
los labios duramente se curvaron
y el corazón, miedoso, se bloquea.
La parca, crudamente, merodea,
los pájaros, alegres, se callaron,
y mientras unas armas se cruzaron
tratando de ganar en su odisea.
No sabe la razón de esta batalla,
ni sabe el sinsentido de la vida,
el alma que, impaciente, mira y calla.
Y mientras la pelea es esgrimida
como algo necesario, y que soslaya
la necia terquedad, de esta salida.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/08/17
Darte los buenos días ...gracias por tu correo.
ResponderEliminartus versos tienen siempre voz ...y llegan al corazón
abrazos
Gracias por tus palabras Marina. Siempre es un placer leer buena poesía, como la que tú nos dejas.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
El alma impaciente mira , mira la belleza que el poeta recrea. Saludos Rafael
ResponderEliminarGracias por tu comentario Edith.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
La violencia nunca será la mejor salida. Como bien dices, el corazón se bloquea y el alma solo observa los acontecimientos. la violencia lleva al hombre, así gane la pelea... ¡a su propia desgracia!
ResponderEliminarUn beso amigo.
¡Qué razón tienen tus palabras, Paty...!
EliminarUn beso y feliz día.
Lo malo vive en el ser humanos, hay que revolver ese amor que existe en su fondo, y impregnar a todos los viajeros de la vida, muy bello.
ResponderEliminarAbrazo
Cierto María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
La parca siempre espera paciente, buscando almas...
ResponderEliminarBesos.
Nos espera a todos Pilar.
EliminarBesos.