Me acuerdo de una noche,
perdida de la infancia,
las sombras me cubrían
y el miedo me embriagaba,
entonces vi la luna
llegando con su magia,
los ojos sonrientes
y el blanco de su cara,
me dijo, en un susurro,
que no temiera nada,
y un cuento de sus labios
salió de sus palabras:
"Arriba las estrellas
y abajo las cigarras,
buscaban a los niños,
y en ellos disfrutaban,
jugando por el bosque
con elfos y con hadas;
se hicieron muy amigos
de ciervos y de ranas,
también de girasoles
y setas encantadas;
pidiendo a las alondras
dormir en su cabaña,
un día un pastorcillo
lloró porque una vaca
perdió su ternerito
muy cerca, en unas matas,
y entonces surgió el roble,
llamó a la anciana haya,
y fueron en auxilio
del ser de cuatro patas,
y el dulce ternerito,
volvió junto a su amada,
la madre primorosa,
del cuento y la esperanza;
la vaca enternecida,
mugió dando las gracias,
lamió a su ternerito
volviendo hasta su cuadra"
Los niños se durmieron
prendidos de la nana,
los árboles del bosque
tejieron telarañas,
muy lejos de los ríos,
detrás de las cascadas,
y lejos de las gentes
que no entendían nada.
¡Bendita es la inocencia
del niño que se escapa
y busca en las estrellas
el brillo de su alma!
"...Me acuerdo de una noche
lejana, como tantas,
que ahora yo la añoro
sintiendo su nostalgia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/18
Aquella que no nos deja del todo… Esa niñez que se viste de inocencia y que, con el tiempo, siempre vuelve, siempre suena… su dulce eco…
ResponderEliminarPrecioso, mi querido amigo.
Bsoss enormes, y muy feliz semana.
Es verdad Ginebra, así es la niñez. Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo y feliz semana también para ti.
Esos recuerdo van con nosotros siempre, bello poema con esa historia tierna.
ResponderEliminarVivimos de presentes y añoranzas.
Feliz tarde.
Un abrazo
Es como dices Carmen.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Como un cuento infantil en versos.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde, amigo Rafael.
Gracias por ver ese cuento, Auroratris.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Recorriendo los recuerdos por medio de los versos.
ResponderEliminarSaludos.
Así es Pitt.
EliminarUn saludo.
Tierno y añorado poema de ese hombre que vuelve a ser pequeño para seguir pensando en los cuentos que la blanca luna le contaba .
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana .
Gracias por tu comentario Campirela.
EliminarUn abrazo.
Hay días que dan ganas de volver a la niñez y su magia...
ResponderEliminarBesos.
Sí, Carmen, nos pasa a todos.
EliminarBesos.
Tiernos y entrañables recuerdos hechos poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael.
EliminarUn abrazo.
Un poema lleno de magia y fantasía que me ha transportado a mi niñez.
ResponderEliminarBesos
Me alegro de que así ocurriera Julia.
EliminarBesos.
Hermoso cuento y entrañable poema Rafael.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Me e sentido allí tan cerca de mi niñez tan lejana, la ternura de tus letras emocionan.
ResponderEliminarAbrazo
Tierno como un recental y llenito de fantasía. Dan ganas de volver a ser niños. Un abrazo, Rafael.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo.
Si pudiéramos volver atrás y ser por un momento niños de nuevo, seria algo mágico. Abrazos
ResponderEliminarPues intentemos volver atrás, o mejor, no perder esa condición de la infancia, Alicia.
EliminarAbrazos.
La infancia tiene esa magia incomparable que luego de los años nos produce una nostalgia muy íntima, y quisiéramos volver a sentir lo mismo. Tal vez si quisiéramos... al menos por momentos.
ResponderEliminarBesos amigo, es una poesía encantadora.
Totalmente de acuerdo con esa visión de la infancia que dices.
EliminarUn abrazo y gracias por tus palabras, Paty.