Me gusta el pan,
decíamos de niños,
con mantequilla.
Y con membrillo,
también nos complacía,
en las merienda.
¡Cómo recuerdo,
aquellos bocadillos
tan infantiles!
Luego, los juegos,
en calles y jardines
con los amigos.
Eran dos horas,
saliendo del colegio,
y por la tarde.
Hasta que luego
oíamos la voz
que nos llamaba.
Y regresábamos,
subíamos a casa,
a los deberes.
Allí, sin prisa,
las cuentas esperaban
y las lecturas.
Luego cenar,
rezar las oraciones
y a descansar.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/19
Simpáticos recuerdos amigo, yo también recuerdo los clubes del barrio cuando comíamos, en un poco rato, un tarro de manjar a cucharadas jajaja.... Son tiempos que se guardan en la memoria como joyitas de la vida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Paty.
Esos momentos no se olvidan, Paty.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
De la mano del pan echamos la vista atrás y eternizamos recuerdos entrañables, Rafael.
ResponderEliminarRecordar es volver a vivir y a creer con ilusión en el futuro.
Mi abrazo y feliz domingo, Rafael.
Así es, María Jesús.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Y de manteqilla con azúcar
ResponderEliminarCierto celebrador. Gracias por tu visita.
EliminarY el bocadillo con un trozo de chocolate duro?... acababa pasando... pero mira que costaba.
ResponderEliminarYo al de mantequilla, le ponia azucar.
Besos.
Sí, Laura, recuerdo los dos.
EliminarBesos.
Meriendas de pan con mantequilla...qué tiempos.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo y feliz semana. Yo estaré fuera, pero te leeré al regresar
Pues sí, Albada Dos, ¡qué tiempos!
EliminarUn abrazo y que pases una feliz semana, tú también.
Tierno el poema y muy nostálgico pero bello.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Amapola.
EliminarBesos.
Pan casero con mantequilla y dulce de leche, un manjar imposible de olvidar, gracias por los recuerdos en tu bellos versos.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias a ti, María del Rosario, por venir a ellos.
EliminarUn abrazo.