Llegan las sombras,
de nuevo con la noche.
Se para el tiempo.
Y tú prosigues,
recuerdo incombustible
en la cabeza.
Es la conciencia,
repasa y analiza
esos momentos.
Ayer, (pensaba),
vivía en una nube
y hasta gozaba.
Hoy está lejos,
la nube ya lejana
y aquel ayer.
Se pasa el tiempo
y llegan los recuerdos
con la resaca.
Vuelvo a las sombras
y en ellas me refugio,
son mi consuelo.
Entre la bruma
rescato viejos sueños
y me conformo.
¡Pobre poeta
con pluma enamorada!
¿A dónde vas...?
Rafael Sánchez Ortega ©
01/05/20
Esaes la vida, momentos donde la alegría se nos vuelven sombras y viceversa, el ayer con el presente y pensando no tanto en el futuro ...bellas letras.
ResponderEliminarUn abrazo y unas muy buenas tardes.
Gracias por tus palabras Campirela.
EliminarUn abrazo en la tarde.
¿A dónde vas?
ResponderEliminarA buscar nuevos sueños para transformarlos en nuevos poemas...
Como siempre, es un placer leerte.
mariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
La resaca de las noches, qué bien explorada.
ResponderEliminarUn abrazo
Una pluma enamorada es capaz de iluminar-Nos...
ResponderEliminarMil besitos en la tarde, amigo RAfael y feliz septiembre.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo y feliz septiembre, también para ti.
Querido Rafael. Perdona llevo unos dias mal de la tensión baja y sin ánimos ...gracias amigo , besitos
ResponderEliminarPues a recuperarse Marina, eso es lo primero.
EliminarUn abrazo y ánimo.
Esta mañana he paseado por Córdoba. El día estaba nublado y hasta hacía buena temperatura. Arriba en el cielo, la nubes desfilaban y el amanecer por la carretera se tintaba de tonos rojizos y anaranjados en rasgos de nubes que las lleva donde vaya el viento...Por la acera la gente también desfila con la mascarilla. Hay miradas que buscan mis ojos y mi ojos que se detienen en una mirada...a veces los pasos perdidos son los mejor encontrados. El mundo desfila cubierto por la mascarilla de moda. Las hay con labios pintado, con cadaveras, a rayas, negras, planas y terminadas en pico, con la bandera de España y hasta algunas que sabe Diós desde cuando la usa ese tipo que se cruza conmigo porque está llena de manchas...Entro en un café y cuando me quito la mascarilla parece que respiro gloria y a limpio. El café es bueno pero la camarera está preocupada pues también tiene que pagar el alquiler del local. Hablamos de cosas cotidianas. Salgo a la calle de los pasos perdidos; casi ausente de todo menos de las miradas con quien me cruzo y me detengo en el llanto una niña que lleva en su mano su mascarilla rota. Todo parece más triste. Quizá es la llegada del otoño. La gente parece preocupada y al entrar al parque de los patos, me siento en un banco destanciado de una mujer mayor que le da de comer a las palomas. Parece que la conocen. Pasan debajo de sus piernas casi rozándolas con movimientos inquietos...y van llegando más y más palomas cuando veo en su mirada algo que no se oculta con la mascarilla y esa palabra es: AMOR...
ResponderEliminarSi no fuera por los coches, la calle se llenaría de silencios
Es un bonito relato, Buscador, pero no me deja comentar en tu Blog. Me dice que no estoy autorizado.
EliminarUn saludo.
¡¡Ay esas sombras de la nocche, que a todos nos prueban, Rafael...!!
ResponderEliminarNos refugiamos en los recuerdos positivos para seguir adelante. Sueños y más sueños, que escribimos y visualizamos para sentir que la vida nos abraza y nos eleva. Cuán necesarias son las letras para darle vida a la imaginación y al alma, amigo.
Mi felicitación y mi abrazo por tu constancia y buen hacer.
Sin duda que sí, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Vas a rescatar momentos.
ResponderEliminarBellísimos versos, poeta.
Vuelven a ser profundos tus haikus , estoy bajo esa sombra por momentos, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarAgradecido Bea.
EliminarUn abrazo.
De sombras estamos hechos, Rafael.
ResponderEliminarEntrar en la bruma y dejar que venga los recuerdos,es ir en busca del poema.
Abrazo.
Sin duda que si, Verónica.
EliminarAbrazo.