El mar mirabas,
igual que las gaviotas,
desde la costa.
Te conocí
andando, en el paseo,
en una tarde.
Fue tu mirada,
buscando en la distancia,
quien me intrigó.
Pensé mil cosas
de barcos y partidas
para otras tierras.
Me equivoqué
por culpa de los sueños
tan infantiles.
Pero en verdad
estabas escuchando
a las resacas.
Eso me dijo
tu voz en otra tarde,
ya en confianza.
Buscabas versos,
retales de las olas
con las sirenas.
Y así, el poema
llegó, con mis latidos
hasta tu alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/20
Es la clásica estampa de la persona que hemos visto, tantas veces, en la costa, en la barra, en la playa, mirando al mar atentamente y a ese horizonte que va desgranando sus historias para depositarlas en la arena de la playa con las olas... De esta imagen se puede escribir largo y tendido, ¿te atreves?
Verte en la playa, ahi sumergido en tus pensamientos y en esa distancia imposible de transitar, con la vista puesta en el horizonte y vaya a saber en que recuerdos que hoy decidieron visitarte. Melancolía en el gris de la tarde y de la ausencia.
ResponderEliminarRafael, esto me ha sugerido tu entrada jajaja
Va mi aporte..Hermosos tus versos como siempre. Besos y gran domingo!
Gracias por tus palabras, Eli Méndez.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Has logrado lo que querías describir el pensamiento del que mira al mar. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz lunes.
Me encantó, el sábado mientras observaba el mar sin querer buscaba versos marinos de esos que cuando miras al mar te llegan muy bonnitos tus haikus Rafael, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarSeguro que los pudiste rescatar, Bea.
EliminarUn abrazo.
Cuando te quedas mirando al mar... sucede. Es inevitable, te atrapa.
ResponderEliminarBesicos.
Contemplar el mar es viajar hacia dentro. Nos inspira, nos habla, nos mece y hasta nos enfrenta. En su canto de olas nacen poemas y caminos.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.