viernes, 12 de febrero de 2010

A VECES NO SE ENCUENTRAN LAS PALABRAS

A veces no se encuentran las palabras
y entonces recurrimos al silencio,
decimos con la vista muchas cosas
soñamos aunque estemos muy despiertos.

La vida se compone de secuencias,
personas que relatan sus momentos,
espacios de quietud insuperable
y otros de tormentas en los cielos.

Por eso, cuando mudo y vacilante,
el hombre se encadena con su pecho,
se mete en el pasado de su vida
y olvida que el presente está latiendo.

Olvida que el amor no es la palabra,
que vale para amar un simple gesto,
el soplo de la brisa de unos labios,
el roce simplemente de unos dedos.

Amar es olvidarse de nosotros,
y dar al ser amado todo eso,
no importa que nos falte la comida,
saciando al corazón que tanto quiero.

Amar es esa eterna fantasía
buscada por el alma de pequeño,
es ver en el espejo reflejada
la tierna maravilla de lo eterno.

No importa que nos falten las palabras,
amarte corazón es más que eso,
es más que unas palabras pronunciadas,
es simple y llanamente ser el centro.

El centro de la vida y de tu vida,
el centro del amor que tanto anhelo,
el centro de los sueños y esperanzas,
el centro sin dudar a quien me entrego.

Por ello aunque no salgan las palabras
le habla al corazón el dulce eco,
las voces y momentos del pasado,
los días que han quedado en el recuerdo.

Más debes continuar con tu camino,
vivir este presente con el viento,
mirar con confianza hacia el futuro,
sentir la brisa amada, con su beso.

Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/10

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