lunes, 17 de octubre de 2011

HUYEN LAS RATAS DEL BARCO...


Huyen las ratas del barco
en actitud miserable,
van con su falsa sonrisa
pero no engañan a nadie.

Llevan el odio en su cara
y la mentira les nace,
tras unas siglas oscuras
de metralletas y sangre.

Ahora se muestran valientes
estos inmundos cobardes,
bajo el cobijo y bandera
de otros mafiosos secuaces.

Estos nos llegan de lejos
para arbitrar nuestros males,
para parar una "guerra"
y que de ellos se hable.

Pero la guerra no existe
solo el rencor y hasta el hambre
de pistoleros odiosos
que ponen nombre a las calles.

A estos apoyan políticos
y periodistas sin traje,
todos comprados un día
por un afán sin coraje.

Son asesinos y ratas,
son la cloaca que sale,
con la ikurriña prendida
del movimiento abertzale.

Los asesinos de niños
de policías y madres,
de jubilados honrados
que no faltaron a nadie.

Esta es la historia y no otra
que no confundan ni falten,
pues nuestra paz es la suya,
la que no quieren estable.

Ahora son santos y víctimas
y hasta reclaman altares,
por ser tan sólo asesinos
y miserables rufianes.

No sé si nuestro gobierno
acogerá este chantaje,
y aceptará sin reservas
este dolor execrable.

Pero aquí quedan mis versos
y esta es la historia farsante,
la de asesinos a sueldo,
la de una Eta inombrable.

Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/11

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