martes, 8 de mayo de 2012

PORQUE A VECES...


Porque a veces te veo que pasas corriendo
y vas con la nube y el aire
y llevas la pluma mojada...


Es preciso que pares un poco,
que tomes aliento,
que midas tus fuerzas y cierres los ojos.




Porque a veces te noto cansada y siento tu prisa,
tu paso más lento y preciso que busca la playa,
que lucha con fuerza con mar y resacas...


Yo quisiera impregnarte de fuerzas,
llevar el vigor a tus aguas,
y hacer que ese último esfuerzo no fuera tan grande
y durmieras sin más en la arena.




Porque a veces las sombras te acosan y alejan el día
y tú cuando llegas es siempre en tinieblas
y abrazas al hombre y sus casas,
le pones un manto, le tapas y duermes...


Es preciso que seas sincera
y beses los labios del hombre que abrazas
y cierres la puerta y ventana también de su casa
y luego descanses y esperes al alba.




Porque siento el latir de tu pecho tan cerca
que ya lo confundo y no sé si es el tuyo ó el mío,
y confundo la sangre que corre,
el labio que busca otro labio,
el beso que pide otro beso,
que gime y suspira con fuerza y pasión...


Yo quisiera poder ser el hombre capaz
de acallar esa sangre,
ese extraño latido que surge y que envuelve,
devorando la carne y la sangre,
que excita las manos,
los dedos, los labios, los pechos,
las almas, los sexos...


y no se conforma.




Rafael Sánchez Ortega ©
08/05/12

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