domingo, 31 de enero de 2010

QUIZÁS VENÍA EL PECHO PALPITANTE

Quizás venía el pecho palpitante
para ofrecerte pronto mi sonrisa,
con ese gesto tierno y tan galante
desprovisto del tiempo y de la prisa.

Quizás llegó de tierra muy distante
con ese soplo dulce de la brisa,
para dejar un beso, en un instante,
y despejar la duda tan precisa.

Pero quizás amor, no era el momento,
no era el instante justo y el preciso,
para ponerte a ti en un compromiso.

Quizás debí dejar solo el lamento,
ese tic-tac del pecho y su gemido
para morir con él y su latido.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/10

sábado, 30 de enero de 2010

GRACIAS AMOR

Gracias amor, por enjugar mis lágrimas,
por hacer que vibraran mis sentidos
al notar la caricia de tus dedos
y ese beso en mis labios tan furtivo.

Pero también amor te doy las gracias
por ser tú quien alienta mis latidos,
el que apoya su mano en mi costado
y me saca con ella del abismo.

Es posible perderse entre la niebla,
y quedarse cegado y pensativo,
sin saber lo que ocultan esas brumas,
ni tampoco la senda y el camino.

Es posible que el pecho se estremezca
y que tiemblen los cuerpos, sin vestido,
deshojando quizás la margarita
de esa voz que te llama en el destino.

Sin embargo no pierdas la esperanza,
el amor no merece tal castigo,
ni tampoco los cuentos de colores,
con princesas que aguardan en castillos.

El amor no se compra ni se vende,
es querer como nunca hayas querido,
es sentir en tu alma la sonrisa
al saber que el amor está contigo.

Que camina a tu lado ciegamente,
con la fé y el cuidado contenido,
separando, también las telarañas,
mientras abre ventanas y postigos.

Me resisto a ser sólo un solitario,
un ladrón de silencios, fugitivo,
ese ser que rebusca en el pasado
las cenizas de un fuego consumido.

La pasión y los años no perdonan,
es el hielo en la sangre contenido,
es sentir ese grito en la garganta
que se ahoga entre el llanto y el gemido.

Y por eso mis gracias en la noche
van a ti, con el llanto del invicto,
del guerrero que llega derrotado
y el Amor que regresa con el niño.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/10

viernes, 29 de enero de 2010

VOLARÁN POR EL CIELO LOS COMETAS

Volarán por el cielo los cometas
persiguiendo las nubes blanquecinas,
y unos niños corriendo por la playa
dejarán tras sus huellas la sonrisa.

Pero aquellas cansadas de los vuelos,
con sus alas quebradas y partidas,
dormirán dulcemente con la arena
al compás del nordeste y de la brisa.

Cantarán en el campo las cigarras
ese aura de paz y de alegría
y otra vez esa nota en los balcones
dejarán simplemente con su lira.

Pero algunas cansadas del paseo
buscarán las alegres margaritas,
para ver en sus pétalos hermosos
el sentido y el norte de su vida.

Marcharán los marinos a los mares,
a buscar esa pesca tan precisa,
ese fruto que sale de las aguas
y se cambia y se trueca por comida.

Pero aquellos marinos jubilados,
los que rezan la Salve en la Capilla,
sentirán en sus labios el salitre
y ese viento en su cara endurecida.

Buscarán los gorriones, de los niños,
ese pan que les sobra con sus migas,
y quizás en la tarde que se acaba
puedan ir a sus nidos con las mismas.

Pero algunos con alas remendadas
y con pluma delgada y quebradiza,
quedarán rezagados en el parque
sin saber que la tarde ya termina.

Buscarán los amantes el abrazo,
la pasión en su pecho contenida,
la tormenta que sale de sus almas
y el abrazo tan dulce y la caricia.

Pero aquellos que marchan solitarios,
pedirán ese acto de justicia,
ese beso que esperan simplemente
y que llegue sincero a su mejilla.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/10

jueves, 28 de enero de 2010

SIN PALABRAS


"En los días en que el alma esta doliente
vivir no es otra cosa que morir lentamente
y la "sombra" acelera la vida para apurar la muerte"

Duele el alma y duelen las entrañas.

Es un dolor agudo, penetrante,
como si un estilete rasgara el pecho
en mil pedazos,
no dejando respirar por el dolor
y por las lágrimas.

Pienso en ti, aunque no lo creas,
aunque puede que ahora mire hacia otro lado
y que busque en las estrellas
esa luz tan añorada,
la que tuve y la que quise,
la que hablé de madrugada,
entre sueños y entre gozos,
entre abrazos y entre risas.

Pienso en ti...

Aún recuerdo tu figura delicada
y siempre seria,
ese pelo tan revuelto que llevabas,
la mirada pensativa y penetrante,
siempre cálida;
y tus manos especiales con aquella cadenita
que bajaba en tu muñeca,
a enredarse entre los dedos.

Fue un hermoso sueño que ahí quedó,
aparcado en aquella isla sin playa,
en aquel mundo sin patria,
en aquellos pensamientos juveniles,
quizás ahogados por la fuerza
del tiempo y de los años,
aunque conservados dulcemente en ese cofre
de los sueños, en mi alma.

Y ahora me llega la brisa y con ella tu lamento...

El recuerdo que se vuelve como un eco
y me dice muchas cosas que tu gritas,
que declaras,
que te salen de muy dentro
y que lanzas a los vientos
con un grito desgarrado,
esperando que te escuchen los amigos,
las personas tan queridas,
y quizás hasta tu alma...

No hay barqueros ni sirenas,
no hay marinos en sus barcas,
ni sus dulces compañeras les esperan en el puerto.

Soledad en el silencio...

Tarde gris y noche oscura con las sombras,
con su manto de nostalgia,
con el triste colorido de las lágrimas
vertidas en un rostro,
aunque no llore,
aunque se ahoguen esas perlas en los ojos
y te quemen la garganta,
aunque sientas ese frío que te baja
por el cuerpo y te aprisiona,
aunque grites sin palabras a ese cielo
que se aleja, de este mundo que es el tuyo,
que abandona tu costado,
a esos labios tan ansiados
que besaste en tu delirio.

Te contemplo y enmudezco sin saber el qué decirte,
pues me faltan las palabras.

Te acaricio con mis dedos invisibles,
con mi mano temblorosa y vacilante,
con mis labios que pronuncian
y murmuran ese nombre tan querido,
en este otoño, que es tu otoño.

Tu mirada es un poema desprovisto de sus versos,
es un cuerpo desnudado
y entregado con honor al sacrificio.

Pero no, ¡nunca te rindas
ni te entregues sin batalla!

Si precisas un soplo de la vida,
toma mi vida,
si las sombras hoy te acechan y te agobian,
ven a mi lado a que te acoja...

Yo no quiero que se muera,
ni se rinda,
la persona tan sencilla
que miraba siempre al frente,
que tenía su destino bien fijado,
la que amaba sin reservas,
aunque huyera de los sueños.

Quizás vivas tu presente día a día,
apurando los segundos
como el rezo de un rosario;
pero eres tú la que ahora rezas,
la que vives, la que eres,
la que sientes, la que sufres,
la que ríes, la que lloras,
y por eso yo te pido que no cambies,
ni permitas que te cambien
con amores ni con bienes...

Dime al fin que nuestra luz,
la que vimos y sentimos tantas veces
penetrar en las pupilas y en los ojos,
esa luz, la tan querida y añorada
ha rasgado las tinieblas
y las sombras de tu alma
y que la brisa del amor y la esperanza
está besando tus mejillas.

Dímelo sin miedo y nunca temas,
porque albergas en el alma mil caricias,
mil suspiros,
mil deseos que palpitan,
que están vivos,
que le gritan a la vida y a los hombres
y que guardan ese grito
y esa llama del amor
que tanto ansías y precisas...

Porque pase lo que pase allí estaré,
a tu lado, como siempre, y sin palabras,
con mi mano y mi presencia,
con mi alma y con mi vida, para ti.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/10

miércoles, 27 de enero de 2010

ES POSIBLE...

Es posible que lloren las estrellas
y su llanto nos llegue hasta nosotros,
en la luz palpitante que destilan
sin cesar los luceros temblorosos.

Pero basta que pasen los cometas
con la lágrima fácil del arroyo
y ese rayo que rasga en un segundo
cambia el llanto por risa y alborozo.

Es posible que asuste la tormenta
con sus rayos y truenos tan sonoros,
y hasta el miedo se meta en nuestro cuerpo
recordando los cuentos de los gnomos.

Pero basta que cesen los bramidos,
que los cielos se vuelvan más hermosos,
y calmemos entonces nuestros pechos
en la tarde lluviosa del otoño.

Es posible que sueñen las sirenas
y que entonen sus cantos primorosos
contemplando las olas que les llegan
con su blanca diadema por adorno.

Pero puede que cesen esos cantos
y los labios se queden como rotos,
cuando rujan de nuevo las mareas
entregando en la costa sus despojos.

Es posible que el viento del nordeste
deje huellas en cuerpos y en los rostros,
y que haga que tiemblen nuestros pechos
con su beso que llega tan ansioso.

Pero puede que luego, con la brisa,
ese viento nos diga lo que somos,
criaturas tan sólo simplemente,
intentando vivir día tras otro.

Es posible que amemos, sin saberlo,
rebuscando en el fuego sus rescoldos,
esa llama que un día suspiraba
y buscaba los leños y el coloño.

Pero tú, fiel poeta empedernido,
el que vives la vida con tus ojos,
vas dejando en tus letras lo que sientes
y el amor en tus versos cariñosos.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/10

martes, 26 de enero de 2010

ESCUCHÉ DE SU BOCA EL TESTAMENTO


(A Julio Sánz Sáinz)

Escuché de su boca el testamento,
las palabras precisas y el legado,
los consejos que daba a todo el mundo
en las letras en forma de regalo.

Al oir ese tierno codicilio
me quedé pensativo y escuchando,
sus palabras tenían esa magia
y ese suave murmullo con su encanto.

Nos pedía miráramos las nubes
y a los niños y al viento que jugando,
perseguían figuras y quimeras
en un mundo de cuerdos y de extraños.

Escuchamos sus bellas donaciones,
los poemas y versos del diario,
a los hombres que sean como niños
y a los niños que vuelen con los pájaros.

¡Cuánta letra paciente y generosa
nos llegó dulcemente de sus labios!,
¡cuánto amor de ese pecho contenido,
nos leyó aquel poeta sin dudarlo!

Es posible que vuelen los cometas,
y que surquen el cielo por los campos
con el viento tan sólo del nordeste,
y sin hilo que corra tras sus pasos.

Es posible que escuches en la fuente
el monólogo dulce de su llanto,
esa eterna y constante sinfonía,
que a la tierra, sin pausa, va besando.

También puede que veas a la rosa,
en el parque florido de aquel mayo,
y a su lado se encuentre la princesa,
con sus ojos bonitos y cerrados.

Pero puede que sientas todo esto
y no sepas del pobre solitario,
el mendigo que pìde en las aceras
y aquel otro con pecho desnudado.

Es por eso que nacen los poemas,
testamentos que gritan a lo alto,
con los sueños trenzados por la brisa
que han nacido sin mancha ni pecado.

Unas letras muy breves y sencillas
han unido dos almas sin pensarlo,
la amistad, la que forjan los poetas,
día a día la escriben con sus manos.

Al final todo pasa en esta vida
y el poeta se duerme con los astros,
más sus versos suspiran impacientes
esperando quien venga a rescatarlos.

Y te digo que si, que tus poemas,
a mi alma de niño le han llegado,
y han venido cargados de sonrisas
con mil sueños unidos que te mando.

Rafael Sánchez Ortega ©
26/01/10

lunes, 25 de enero de 2010

DÍA TRISTE Y TARDE TRISTE

Día triste y tarde triste,
noche oscura que ya llegas
con la lluvia y con la bruma
con las sombras tan siniestras.

Tengo miedo y tengo frío,
y hay un algo que me aterra,
se confunden mis sentidos
y la sangre de mis venas.

Noche oscura que aquí vienes
con tu manto de tristeza,
haz que brille la esperanza
a pesar de las tinieblas.

Quiero amarte bella noche,
que me enseñes las estrellas,
las que veo entre mis sueños
y dibujo con mis letras.

No renuncio a mi pasado
pues mi vida está en la tierra,
ni a las tardes transcurridas,
ni a los días de tormenta.

Días tristes, tardes tristes,
que he vivido con mis penas,
sin saber si en mi destino
hay un premio que me espera.

Eso ansío de mi amada
un abrazo como prenda,
un suspiro de sus labios
con los míos que la besan.

Negra noche que ahora vienes
con tu capa y tu leyenda,
haz que mire entre las sombras
y recobre allí mis fuerzas.

Tengo frío y tengo miedo,
pero llevo el alma abierta,
y te enseño sus rincones
con sus luces y sus nieblas.

Manda un soplo desde el cielo
a este pecho que te reza,
que te pide y que te implora
ese beso que tu llevas.

Día triste y tarde triste,
noche oscura que te acercas,
no te vayas de mi lado
pues tu abrazo es lo que cuenta.

Es sentir ese latido,
ese pulso que acelera,
esa sangre que palpita
y que corre y que bombea.

Es notar como mi pecho,
lleva un trote de carrera,
del caballo desbocado
sin jinete y sin las riendas.

Es beber lo que tu bebes
ese vino de reserva,
de la noche y de las sombras
que has criado en tu bodega.

Es amar como tu amas,
en la noche tan sincera,
es sentir que no estás solo
y es querer y que te quieran.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/10

domingo, 24 de enero de 2010

MADRUGO CON LA CASA SILENCIOSA

Madrugo, con la casa silenciosa,
y salgo de la misma sin ruído,
es pronto para ir hasta el trabajo
y marcho hacia los muelles con sigilo.

El suelo de los mismos tiene agua
producto de la escarcha y el rocío,
los barcos aún dormitan a su lado
ajenos a la pesca y los marinos.

El viento del nordeste, y su caricia,
nos hace estremecer como a los niños,
igual que la marea en su reflujo
que baja con su eterno escalofrío.

Las calles silenciosas me recuerdan
los tiempos del pasado ya vividos,
las voces que sonaban en la noche
llamando en los portales a vecinos.

El nombre del marino al que citaban
y aquel que contestaba muy dormido,
y el, ¡Ale! del muchacho respondiendo
después de haber dejado sus avisos.

Son tiempos del pasado que ahora vienen,
recuerdos de momentos y sonidos,
envueltos con el manto de la noche
volviendo cual si fueran espejismos.

Aun llevo esas escenas en el alma
grabadas sin cincel y sin cuchillo,
son notas de la vida y del pasado
saliendo del diario de mi libro.

Los días, las semanas y los años,
quedaron en sus versos recogidos,
igual que las plegarias y los rezos
los llantos y las risas que vivimos.

Y ahora que madrugo en la mañana
y voy hasta los muelles tan tranquilos,
me embarga una nostalgia improcedente,
haciendo que se alerten mis sentidos.

¡Ay tierno corazón!, ¿por qué madrugas?
espera en la alborada el tierno abrigo,
no mires al pasado y sus recuerdos,
y vive este presente tan bonito.

Recuerda que la vida continúa,
y marchas en la misma con tu atillo,
tu alma no precisa de equipaje,
tan sólo de ternura y de cariño.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/10

DESPUÉS DE MI PARTIDA

Después de mi partida
te quedará el silencio,
mezclado con suspiros
y voces de los rezos.

Un canto matutino
mezclado con incienso,
un órgano que suena
con ayes lastimeros.

Un cura de morado
que entona a Dios un credo,
y un dulce monaguillo
ahogando su bostezo.

También habrá violetas
perdidas por los suelos,
de flores y coronas
de antiguos compañeros.

Después de mi partida
no ladrarán los perros,
tampoco las jaurías
de lobos con sombrero.

Las calles de mi Villa
tendrán olor a enebro,
mezclado con aromas
de sándalo en Febrero.

El agua de la fuente
caerá como un lamento,
con voz partida y torpe
temblando y no de miedo.

También hasta el nordeste
vendrá con aire fresco,
mezclado con la brisa
formando un solo beso.

Después de mi partida
saldrá todo a sorteo,
los libros y los discos
motivos de mis sueños.

Los pétalos preciados
guardados con esmero,
en caja de caoba
con cartas y con sellos.

También habrá disputa
por cuenta del dinero
cien libras escondidas
que traje de Marruecos.

Dos trajes muy usados,
camisas de entretiempo,
con cuatro pantalones
que van con sus remiendos.

Después de mi partida
se quedarán los versos
buscando por las calles
las huellas con mi eco.

La eterna fantasía,
nacida en el cerebro,
allí donde la lava
brotó junto a ese fuego.

Entonces en el mundo
retumbarán los truenos,
con rayos y centellas
que lleguen del averno.

Las letras desgarradas
saliendo del cuaderno,
los gritos de mi pluma
los ayes del tintero...

Después de mi partida
ahoga los te quiero
y déjalos tranquilos
sufrir no es nada bueno.

Me salgo de este mundo
y voy al Juez Supremo,
allí con mi conciencia
diré que es lo que llevo.

Mil sueños en el alma
cansados y sedientos,
dos notas del piano
sonando plañidero.

Dos arras y alianzas
unidas en los dedos,
dos labios que suspiran
bebiendo su silencio.

Después de mi partida
habrá otro mundo nuevo,
saldrán otros poemas,
mas yo no podré verlos.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/10

viernes, 22 de enero de 2010

UN DÍA TE DESPIERTAN LAS PALABRAS

Un día te despiertan las palabras
que dicen que las sombras se aproximan,
no dicen el momento ni el instante
más suena una lejana campanilla.

Entonces te cuestionas muchas cosas
y empiezas por aquello que precisas,
el mundo que conoces y percibes,
la eterna maravilla de la vida.

No sabes cuánto duelen las palabras
que escuchas de verdad, sin medias tintas,
entonces te das cuenta de tu estado,
del tiempo que ha pasado muy deprisa.

Y piensas friamente en el presente,
te haces la pregunta tan sencilla,
¿què harías si el futuro fuera negro
y el mismo confirmara la noticia?

No tienes la respuesta para darte,
tu alma de poeta la precisa,
y buscas a la estrella que en lo alto,
asoma sus pestañas y titila.

Dos lágrimas resbalan por el cielo,
y bajan a posarse en tus mejillas,
dos gotas de esperanza simplemente,
que dicen que tu vida no termina.

No importa que se paren los relojes,
y cubran negras sombras la bahía,
debajo de las mismas hay un alma
que siente, que desea y que palpita.

Quizás la oscuridad lo cubra todo,
y sientas de la estrella su caricia,
quizás no veas ya su blanco brillo
que siempre guardarás en tu retina.

Por eso no te sientas desgraciado,
no tienes de tu vida la exclusiva,
tampoco sabes hora ni el momento
y debes disfrutar de cada día.

Es hora de que sientas mas que nunca
la dulce fantasía que suspira,
los árboles que cantan con el aire
las olas que se rizan y se agitan,

la nieve que blanquea en las montañas,
los ríos que socavan las colinas,
el bosque con sus robles altaneros
el campo con las lindas margaritas...

...Y quedan en tu alma muchas cosas,
aquellas que tus ojos retenían,
las guardas en un cofre sin palabras
y al verlas te provocan la sonrisa.

Sonrien estos ojos temblorosos,
que buscan esa luz que tanto ansían,
el manto con el cielo azul celeste
y el beso de las nubes y la brisa.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/01/10

jueves, 21 de enero de 2010

CON EL SOL CASTIGANDO MIS ESPALDAS

Con el sol castigando mis espaldas
yo persigo a una sombra vacilante;
¡es mi sombra me digo sorprendido!,
es mi alma que vaga por la calle.

Es curioso seguir una quimera
caminar tras el alma que no late,
recorriendo tras ella los caminos
invirtiendo los puntos cardinales.

Es posible que esté ya medio loco,
confundiendo las sombras con mensajes,
por el norte que guía mi destino
hacia el mundo de Homeros y de Atlantes.

También puede que el sol que me castiga
me haga ver en las sombras al culpable,
confundiendo la mente y los sentidos
en un mar de profundos oleajes.

Se embravecen las olas de mi alma
y con furia se estrellan en mi carne,
me estremezco sintiendo su chasquido,
y ese salto de espumas por el aire.

He buscado la sombra protectora
y encontré unas huellas en mi sangre,
unas huellas que sigo dócilmente
a pesar de este alma que me arde.

Se confunden con gran algarabía,
sentimientos con odios ancestrales,
es la lucha del hombre y las pasiones
con la mente confusa del amante.

Pero tú caminante sin fronteras,
el que va por los campos y ciudades,
vas buscando la paz entre las gentes
a pesar de las dudas que te asalten.

Ahora ves que flaquea tu memoria
con la sombra que marcha por delante,
no comprendes muy bien lo que sucede
aunque puede que el sol sea el culpable.

Lo curioso es que marchas tras tu sombra,
sin saber el motivo de este viaje,
aunque tengas el alma dolorida
por recuerdos recientes y saudades.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/10

miércoles, 20 de enero de 2010

HE VISTO A UNA GARZA BLANCA

He visto a una garza blanca,
blanquinta, blanca y tranquila,
iba con paso gallardo
pasito a paso en la orilla.

Al verla sentí un flechazo,
que me llenó de alegría,
y entonces la blanca garza
voló hacia el cielo sin prisa.

De pronto pensé en un cuadro,
en una tarde amarilla,
donde la nieve en el bosque
ponía notas distintas.

Me vi abrazando aquel árbol,
del que tomé su sonrisa
y al que le dije tu nombre
con un mensaje sin tinta.

Recuerdo bien aquel acto,
el corazón que latía,
el tronco dulce del haya
rozando sí, mis mejillas.

Recuerdo cuántos secretos
le confié con mis cuitas,
con risas lloros y cantos
de otros momentos y días.

Pero aquel haya del bosque
fuerza le daba a la vida,
sangre a mi cuerpo cansado
luz a mi alma dormida.

Entonces sentí en su pecho
como un volcán que rugía
y me decía "adelante,
vive y disfruta la vida.

Vive sin miedo, no temas,
busca el amor que precisas,
mira sus ojos de frente
para encontrar lo que ansías".

Musgo del haya en el bosque,
ramas que dan sus caricias,
hojas doradas de alfombra
para cerrar las pupilas...

...Pero las garzas que pasan
rompen la imagen sencilla,
hacen que sienta mis sueños
y que los mismos reviva.

Mirar su vuelo despacio,
sentir el vals de la brisa,
saber que un haya silente
guarda en su tronco delicias.

Pero la magia del bosque
une a la garza que vibra
cuando se junta a ese haya
donde robé mi sonrisa.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/01/10

martes, 19 de enero de 2010

LUNA CRECIENTE QUE DUERMES

Luna creciente que duermes
en ese cielo en reposo
con una estrella a tu lado
mientras te vela los ojos.

...Y de pronto callaron las palabras
empezando el silencio tan profundo
a dejar esas voces desgarradas
que parecen que hablen los difuntos.

Luna creciente de plata
con tu reflejo y adorno,
tienes encanto y hechizo
que es más valioso que el oro.

...Y entre medio compás, sin ceremonia,
todo pasa y se muere en un segundo,
como el vals que ahora suena en ese baile,
y se acaba y agota con el músico.

Luna creciente de Enero
ven a dormir a tu trono,
ven hasta el mar de mis sueños
hasta mis besos de otoño.

...Más las olas que llegan temblorosas,
las que pasan y bañan a este mundo,
esas quedan y duermen en la playa
en un lecho de algas y de juncos.

Luna creciente de invierno
haz que se apague mi lloro,
con tus caricias eternas
y con tus besos fogosos.

...Pero si el mar tan dulce se embravece
y se escucha el sonido tan profundo,
es el grito que rasga las tinieblas
el que roba la sangre con tu pulso.

Luna creciente que vives
en ese cielo sin fondo,
haz que me abrace a tu sueño
para aplacar mi alborozo.

...Al final, nuestra vida es como un río,
nace, corre, vive y traza un surco,
va hacia el mar, destino de su nada,
para dormir allí sus sueños tan confusos.

Luna creciente silente,
haz que mi sueño sea hondo,
que no se muera la risa
en ese rostro que adoro.

...Y así son estos sueños de un poeta,
golondrinas de vuelo claroscuro,
en sonidos sin voces ni palabras
que se escapan al mar, en su reflujo.

Luna creciente que duermes
llévame a ti, te lo imploro,
aunque se apague mi vida
y aunque se cierren mis ojos.

Rafael Sánchez Ortega ©
19/01/10

A UN ÀRBOL DIJE TU NOMBRE

A un árbol dije tu nombre
para que a ti te llegara,
el bosque fue mi testigo
entre el helecho y la jara.

Y le conté mil secretos
los que mi pecho desgrana,
los que musitan tu nombre
en un suspiro sin pausa.

Al haya le di un abrazo,
cerré los ojos del alma,
y entonces sentí el latido
del corazón que me llama.

¡Ay haya del viejo bosque,
tienes alfombra dorada,
para que pisen tus suelos
los soñadores sin patria!.

A un árbol dije tu nombre,
y le conté con palabras,
que no eras tú sólo un sueño
ni una pasión desbordada.

Le dije que tu figura
me trae la paz y la calma,
que río cuando tú ríes
y tu presencia echo en falta.

No sé que tiene tu sombra
ni tu figura gallarda,
pues siento volar mi mente
hacia regiones lejanas.

Y entonces, en ese vuelo,
va lo que siento y me abrasa,
en ese nombre encantado
que a tu figura reclama.

A un árbol dije tu nombre
y respondieron sus ramas,
con un susurro velado
que era el reclamo del haya.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/10

domingo, 17 de enero de 2010

UNA TARDE TE FUISTE DE MI LADO

Una tarde te fuiste de mi lado
y volaste ligera con el viento,
subías a buscar a las estrellas
y arrancar a las mismas sus misterios.

Me dejaste una lágrima furtiva
que rodó de mis ojos hasta el pecho,
sentía que se ahogaban las palabras,
en mis labios ansiosos por tu beso.

Entonces se nublaron los sentidos,
envueltos con la bruma y el silencio,
me dije que la vida continúa
y nadie es de la misma prisionero.

Es cierto que soñamos ilusiones
y puede que muy lindos sentimientos,
más todo forma parte de la vida
y andar por sus caminos y senderos.

Andamos día a día sin descanso,
en medio del trabajo y de los sueños,
a veces conocemos una rosa
cubierta de rocío mañanero.

Entonces deseamos su perfume
sentir esa caricia de sus pétalos,
notar el suave roce de la seda
sacado sutilmente con los dedos.

Quizás en ese tiempo ni pensamos
tan sólo suspiramos y queremos,
amamos simplemente los segundos
los mismos que nos marcan todo el tiempo.

Un día nuestras vidas se separan,
te vas cual golondrina con tu vuelo,
tú buscas esa estrella que en lo alto
te cuente y te susurre sus secretos.

Abajo con mis labios te despido,
deseo que tu viaje sea eterno,
quizás cuando tu encuentres lo que busques
percibas mis latidos en el eco.

Y puede que hasta mires a la tierra,
y veas tras las nubes a mis versos,
quizás entre las mismas haya vida
y sientas la nostalgia del recuerdo.

Una tarde te fuiste de mi lado,
rosa linda de tardes y paseos,
y marchaste a buscar a las estrellas
esperando yo en cambio, a los luceros.

Rafael Sánchez Ortega ©
17/01/10

sábado, 16 de enero de 2010

LLUVIA DE ENERO CON NIEVE

Lluvia de enero con nieve
que llegas hoy a mi puerta,
detén tu marcha un momento
y besa bien lo que encuentras.

Haz que retorne la vida
a las semillas inquietas,
y que germinen los campos
creando paz y belleza.

Que pase pronto el invierno
pido a la lluvia que llega,
que marchen pronto los fríos
a otras regiones y tierras.

Pero la nieve que quede
en las montañas coquetas,
será con manto divino
y su blancura perfecta.

Lluvia de enero que vienes
y tras la nieve te quedas
saca tus gotas tan blancas
y cierra pronto tus cejas.

Haz que los hombres se mojen
y que renueve sus venas,
la sangre pura que tienen
con el tesoro que albergan.

Que pase pronto el chubasco
y que la nieve sea eterna,
que su blancura nos cubra
y se marchiten las penas.

Pero la nieve que quiero
viene con lluvia sincera
mana en la fuente del cielo
para saciarnos con ella.

Lluvia de enero paciente
que con tus gotas disperas
bajas del cielo temblando
mientras tus besos me dejas.

Haz que la nieve me abrace
y en las montañas se duerma,
que cubra pronto las cimas
con su blancura dispersa.

Que tras el sueño de invierno
se abran un día las rejas
para que venga a mi el campo,
para que estire las piernas.

Pero la nieve dormida
se quedará en esas crestas
con sus ojitos cerrados
y con mis sueños a cuestas.

Lluvia de enero con nieve,
lluvia que vienes y besas,
nieve que llegas cantando
ven a mi alma sedienta.

Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/10

viernes, 15 de enero de 2010

ES CIERTO QUE SE PASAN LOS OTOÑOS

Es cierto que se pasan los otoños,
que llegan los inviernos y las nieves,
que soplan los temidos vendavales
con vientos que se acercan de poniente.

Espero para ver como en la barra
las olas tan bravías se nos mueren,
se rompen con un salto acelerado
llevando la resaca hasta los muelles.

Quizás los sentimientos son lo mismo,
o son esa semilla que mantienes,
quizás ese rescoldo de la lumbre,
la lava que se agita y embravece.

Tal vez es la campana de la iglesia
que avisa del rosario de las siete,
o puede que la tarde que se marcha
nos diga en sus colores lo que quiere.

Me quedo contemplando esta belleza
y siento que hasta el alma se estremece
no tengo ya tus manos en mis manos
ni el labio tembloroso que me bese.

Me dicen que la vida es un misterio,
nacemos para ir hacia la muerte,
no hay nadie que nos diga ni pregunte
ni nadie que al partir nos dé el billete.

Un día se encontraron en la vida
dos almas con miradas, sin dobleces,
buscaron más allá de las estrellas
un mundo entre las rosas y claveles.

Soñaron como sueñan los amantes,
bebieron de la copa sus placeres
y luego se tendieron en el lecho
cubiertos por la niebla muy creciente.

Entonces les cantaron los luceros,
crecieron margaritas en el césped,
salieron las cigarras en la noche,
hablaron las sirenas tan silentes.

...La nieve del invierno que ha llegado,
nos crea fantasías en las sienes,
quizás por el recuerdo del otoño,
quizás porque recuerdas un septiembre.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/10

jueves, 14 de enero de 2010

TE ANIMO A QUE TE CALMES Y NO SUFRAS

Te animo a que te calmes y no sufras
te esperan una barca y un barquero,
tú llevas un tesoro muy guardado
oculto entre los pliegues de tu pecho.

Y tienes la sonrisa contagiosa
que sale de tus labios siempre tiernos,
igual que esa mirada de los ojos
que viven y que brillan cual luceros.

Te miro y te remiro muchas veces
y veo como peinas tu cabello,
observo como tomas tu cigarro
y aspiras ese humo traicionero.

Estás entretenida en la lectura
tu vista se pasea por los versos,
recorres el poema lentamente
y al mismo le acaricias con tus dedos.

De pronto te levantas muy nerviosa
en busca del helado siempre fresco
quizás para que calme tus ardores
o avive los rescoldos de otro fuego.

Tu lengua no se para ni detiene
y siento que camina los senderos,
notando el cosquilleo de la misma
bajando suavemente por mi cuerpo...

Suspiras y me miras a los ojos,
respondo a tus suspiros con mis besos,
y entonces son mis manos las que hablan
saciando con las tuyas sus deseos.

Los dedos intranquilos no se paran,
destapan los vestidos indiscretos,
recorren palmo a palmo los caminos
llegando hasta las lindes de los huertos.

Te digo que te calmes y no sufras,
que vivas de la vida y sus momentos,
que sacies tus pasiones en mis brazos
y notes la dulzura de este lecho.

Así cuando las fuerzas nos agoten
sabremos lo que sienten nuestros sexos,
dos cuerpos sudorosos que se aman,
llegando hasta la cima muy sedientos.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/10

miércoles, 13 de enero de 2010

HAN VOLADO LOS SUEÑOS DE TU LADO

Han volado los sueños de tu lado
y has sentido el sabor de la derrota,
quizás fueran tan solo fantasías,
primaveras de flores y de rosas.

Es posible que nada te ocurriera,
y vivieras tranquilo en tu poltrona,
que salieras silbando a tu paseo
y al trabajo acudieras sin demora.

También puede que el lápiz se rompiera,
que te falle la máquina electrónica,
que las sumas no cuadren y el balance
tu cabeza de niño te la rompa.

Puede ser que sacaras un cigarro,
despacito lo fumes en tu boca,
aspirando el tabaco pernicioso
con fantasma y leyenda que te asola.

Pero el día no acaba en ese lapsus,
hay facturas que esperan en las colas,
y revises su importe con el iva,
reflejando en los libros esas notas.

Luego llevas las mismas al archivo,
con paciencia las guardas y colocas,
y hasta dejas aquellas señaladas
con visado y tu letra tan nerviosa.

Al final ya no sabes qué te duele,
tu cabeza, tus ojos o tu sombra,
y levantas la vista de la mesa
y contemplas la calle y las farolas.

Más allá del cristal está la vida
con la calle del puerto y con las olas,
aunque tú, soñador empedernido,
quizás vueles también con las gaviotas.

Aunque puede que vueles con tus sueños,
mascullando ese nombre que deshojas,
el que escriben tus dedos con paciencia
recordando el perfume de su aroma.

Puede ser que te agobien los trabajos,
que la tinta salpique por tu ropa,
que no tengas a nadie que te espere
más que el gato impaciente y la poltrona.

Aunque el Jefe te pida resultados
y ganancias y ratios gota gota,
seguirás estrujando tus meninges
y soñando también hora tras horas.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/01/10

lunes, 11 de enero de 2010

SALIÓ LA NIEBLA UN RATO DE PASEO

Salió la niebla un rato de paseo
a contemplar la noche con la luna,
quería contagiarse de su encanto
y acariciar sin pausa su hermosura.

La noche misteriosa y la nevada,
el puerto silencioso con su bruma,
los árboles del parque que dormitan,
la iglesia con su torre y su figura...

La niebla dulcemente los besaba
con besos invisibles que circulan,
sacando mil suspiros a las calles
de piedras, soportales y columnas.

Afuera, entre los muros y palmeras,
estaban criaturas muy nocturnas,
ocultas, en la hiedra, dormitando,
los buhos, los malvises y lechuzas.

Un halo de perenne escalofrío
se siente con la niebla que lo cruza,
parece que se escribe una tragedia
en medio del desierto con sus dunas.

Entonces se reciben los abrazos
del viento huracanado que se junta,
la niebla tiene un fiel acompañante
se siente menos sola y más segura.

La niebla se recuerda con agrado,
lo mismo que las citas que ella oculta,
los besos impacientes reprimidos,
las manos que encontraron lo que buscan.

¡Ay lindo corazón!, haz que la niebla
te envuelva con su capa de blancura,
te bese con los labios del amante
y sientas que sus dedos te desnudan.

Entonces vivirás, junto a la niebla,
un tiempo diferente y sin usura,
un mundo compartido entre dos almas
que buscan en la tierra su fortuna.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/01/10

domingo, 10 de enero de 2010

APRENDERÉ A VIVIR SIN TU PRESENCIA

Aprenderé a vivir sin tu presencia
a pesar de la huella que has marcado,
sólo sé que no debo retenerte
y que marches y busques otros brazos.

Los latidos del alma se aceleran,
los suspiros afloran a los labios,
mientras veo de lejos tu figura
con la imagen borrosa que has dejado.

Pero tú corazón impetuoso,
ahogarás esas lágrimas del llanto,
cubrirás de ceniza tus cabellos
y el perdón pedirás de tus pecados.

Es preciso que mires adelante,
aunque sangre la herida del flechazo,
porque debes seguir en el camino,
y buscar por los cielos a los astros.

Es difícil que llegues a buen puerto,
marinero que llevas ese barco,
porque vas sin timón en la derrota,
y las velas rasgadas en los palos.

Hay remiendos cosidos en el alma,
hay maderos unidos por los clavos,
sin embargo aquel par de corazones
ya no están en la estrella con un lazo.

Se adivina que llega la tormenta,
con un viento del norte muy helado,
se congelan así los sentimientos
y se forman cristales en los charcos.

Más la vida se forma con veredas,
con caminos pacientes y gastados,
por los pies de los hombres que transita
y que mascan despacio su tabaco.

Una sombra muy densa se adivina,
es la noche que llega desde el alto,
es un grito que viene de los cielos
mientras van nuestros pasos separados.

Pero debo aprender que así es la vida,
que los días se viven con trabajo
y que debo vivir sin tu presencia
aunque sea muy duro superarlo.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/10

sábado, 9 de enero de 2010

LA NIEVE LLEGA A NOSOTROS

La nieve llega a nosotros
vestida de seda blanco,
copito a copo en la arena
la playa besa despacio.

Besa también las palmeras
en el jardín solitario,
y hasta la fuente enmudece
al recibir su regalo.

Pero la nieve que llega
viene con frío muy helado,
el que estremece los cuerpos
el que entumece las manos.

Hay otra nieve en el alma,
la que congela los labios,
la que marchita los besos
y los suspiros soñados.

ASí los copos de nieve
llegan al alma temblando,
y allí recogen los miedos
los triunfos y los fracasos.

También la nieve que baja
cubre las copas del árbol,
poniendo un toque divino
en esa imagen del campo.

La nieve llega a las puertos,
roza también los ganados,
cubre de blanco las valles
con esa gracia y encanto.

Entonces todo es silencio
como si fuera un regalo,
con esa nieve que llega
cubriendo ya los tejados.

Sopla la brisa del norte,
baja la nieve del alto,
pasan las nubes deprisa
mientras escribo este canto.

Y entonces, entre la nieve,
llega aquel ángel sagrado,
con su carita tan linda
y sus ojitos muy claros.

Ojos azules divinos,
que con la nieve han llegado,
para alegrar estos días
y con su abrazo mimarnos.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/10

jueves, 7 de enero de 2010

NO ME PREGUNTES NUNCA DEL PASADO

No me preguntes nunca del pasado
y si robé del mismo tu sonrisa,
dejemos el pasado en ese tiempo
donde perdimos ambos nuestras vidas.

Quizás la juventud causó un problema,
quizás fue la pasión y tanta prisa,
pero el pasado es algo ya enterrado
aunque del mismo lleguen mil caricias.

Son los recuerdos gratos que no han muerto,
los que reviven, llegan y palpitan,
los que me traen el eco y tus palabras
con tu fragancia y piel que fueron mías.

Pero dejemos quieto ese pasado,
las aguas turbulentas no se agitan,
por más que rebusquemos los tesoros
palpando entre los lodos y la arcilla.

La vida se compone de estaciones,
con trenes de pasaje y mercancías,
a ellos nos subimos locamente
corriendo con premura las cortinas.

Y vamos a ese viaje sin retorno
con fé con ilusión y valentía,
nos vamos y vivimos el presente
borrachos y embriagados de lascivia.

La eterna juventud no se detiene,
parece que se vive muy deprisa,
no vemos los vagones que nos llevan,
los trenes con su luz y algarabía.

Cruzamos por la vida en un momento
y marchan nuestros pasos por la vía,
los pasos paralelos del principio
un día tomarán vías distintas.

Entonces no preguntes del pasado,
dejemos que florezcan margaritas
en medio de los campos y caminos
sintiendo la caricia de la brisa.

Un día llegaremos a la meta
y entonces trazaremos una cita,
allí, donde no existan los recuerdos,
y estemos con las almas más tranquilas.

Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/10

SI SABES QUE LA VIDA SE COMPONE...

Si sabes que la vida se compone
de duros sentimientos encontrados,
no dejes que las dudas se apoderen,
las úlceras que sangran causan daño.

Se cansa el corazón con tantas dudas,
palpita sin cesar muy fatigado,
galopa entre los mares y corales
sin silla, ni jinete, ni caballo.

A veces las tormentas de la vida
descargan con sus truenos y sus rayos,
no importa la sonrisa que saquemos,
tampoco que entonemos nuestros cantos.

Sonrisa dibujada en un boca
que pones la dulzura en unos labios,
no sabes que ese gesto de ternura
aplaca el corazón más temerario.

Y el canto que te llega a la garganta,
es mezcla de alegría con descaro,
en una melodía temblorosa
que sale de tu pecho sin pensarlo.

Por eso cuando llegan las tormentas
se encoge el corazón desencantado,
el pecho se estremece y no de miedo,
y elevas a tus ojos hacia el alto.

Los cielos que se muestran generosos
acogen las estrellas y los astros,
y puede que también a nuestros miedos
que buscan en los mismos un abrazo.

La vida se compone de batallas
con hombres y sus miedos enfrentados,
de niños juguetones que preguntan,
de gestos temblorosos del anciano.

Los niños que preguntan sólo juegan,
ignoran que la vida es un tinglado,
y sueñan en su mundo fantasías
buscando las respuestas con descaro.

Los gestos del anciano son caricias,
que busca con sus ojos y sus manos,
quizás tras ese paso vacilante
se encuentre la dureza de un pasado.

Más el miedo del hombre es otra cosa,
es mezcla de ilusión y desencanto,
unida con las dudas y recelos
que llegan de la vida paso a paso.

Por eso te aconsejo que no dudes,
las dudas y el amor, no son hermanos
lo hermoso del amor es amar siempre
si amas corazón, serás amado.

Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/10

miércoles, 6 de enero de 2010

UNA TARDE VI TU NOMBRE...


Una tarde, como tantas, vi tu nombre;
se encontraba rotulado en aquel roble,
destacando de su tronco poderoso,
entre un dulce corazón muy arrugado.
La corteza revenida contenía
los silencios de momentos transcurridas
en las tardes del verano,
de las sombras de la noche
que cubrían a la luna
impidiendo que dejara su reflejo,
sobre el roble, sobre el tronco,
en un beso sin palabras a tu nombre.

Me acerqué hasta ese árbol tembloroso,
hasta el roble de la vida y de la muerte,
al testigo de momentos y minutos
transcurridos en la infancia,
al lugar donde nació la primavera,
otra tarde, ya hace mucho,
a pesar de nuestro intento
por parar esos minutos,
por hacer que los relojes
detuvieran su camino
y durmieran con nosotros
en un sueño sin principio y sin final
esperando la llegada del verano.

Y mis dedos recorrieron la corteza,
esa piel del viejo roble tan curtida,
ese tronco tan añejo,
esas ramas tan nerviosas
que agitaba el fiero viento del verano
percibiendo sus latidos,
recibiendo sus temblores,
encontrando la caricia tan perdida
y olvidada con el tiempo;
penetraron entre la savia de su vida,
de su sangre...

Y mis dedos te buscaron allá arriba,
en el viejo corazón que ya no late,
en las letras arqueadas de tu nombre,
en el sueño que allì yace
en los pliegues de este alma,
en el roble misterioso
que cuidó con tanto esmero
nuestros ratos juveniles,
nuestros tiempos compartidos,
nuestros besos y caricias
de aquel tiempo no lejano.

A su lado se encontraban unos restos
con las ramas y otros troncos
que sirvieron como asiento en tantas tardes,
con un musgo que les cubre,
con un halo de misterio,
con su verde y su fragancia.

Allí mismo lo pensamos
y tracé con mi navaja
ese nombre que perdura
en las letras mal tatuadas,
que ahora veo,
por el paso de ese tiempo,
temblorosas,
y me dicen que allí fue donde juramos la promesa,
donde unimos nuestras manos,
donde vi tu risa franca,
donde tuve entre mis labios a tus labios
en un beso interminable, bajo el roble,
con su herida en la corteza muy reciente,
con tu nombre sobre un frágil
corazón que nos miraba.

...Pero todo ya es pasado
y ahora sólo está ese roble,
ese tronco que se alza
con un triste corazón que apenas late,
con un nombre que adivino por las letras,
que es tu nombre.

...Y su abrazo lo recibo con cariño,
recordando aquella tarde,
en que tu nombre cobró vida
entre mis labios, en el roble con mi alma,
en su pecho y en mi sangre.

Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/10

martes, 5 de enero de 2010

SE HAN BORRADO LAS HUELLAS DE TUS PASOS

Se han borrado las huellas de tus pasos
por el viento tan fuerte y por la arena,
tus pisadas cubiertas y tapadas
sólo son un latido que se aleja.

Y la sombra que daba tu figura
con el norte preciso de la senda,
se han perdido, de pronto, para siempre,
como un sueño del cuerdo que despierta.

Peregrino que fuiste de la vida,
caminante de pueblos y de aldeas,
perseguías un sueño solamente,
una luz más allá de las estrellas.

Te detienes un rato, con cansancio,
bajo un roble robusto que te alberga,
y allí sientes aquel escalofrío,
el abrazo y caricia que te deja.

Es un árbol te dices, simplemente,
un testigo de hombres y carretas,
sólo un tronco quizás desesperado
desprovisto de ramas y malezas.

Pero tú caminante empedernido,
el que busca los versos y poemas,
sacarás de su abrazo mil consejos
apoyando en su hombro tu cabeza.

¡Cuánta nota se encuentra retenida!,
¡cuánta música llena de belleza!,
¡cuánto beso mandado hacia los cielos,
sin contar los suspiros y promesas!.

Todo esto te dice en un susurro
aquel roble cargado de tristeza,
mientras tú, soñador y caminante,
embobado le escuchas mientras piensas.

Y es verdad que tú piensas en los pasos,
en aquella figura que los diera,
en la eterna sonrisa de su cara
y en el suave perfume con su esencia.

Más el polvo te oculta todo aquello,
aquel cuadro tan lindo que tu vieras,
aquel lindo y precioso pentagrama
dibujado por mano tan maestra.

Volverás otra vez sobre tus pasos
a buscar la figura entre la niebla,
y quizás esos sueños juveniles
con la mano tan linda y tan traviesa.

Pero el polvo que cubre los caminos,
ha borrado los pasos y las huellas,
manteniendo tan sólo en el recuerdo
una llama que débil parpadea.

Es la llama que pugna por la vida,
es el leño ardoroso que se quema,
es la sangre que late acelerada
en el alma que amó con su fé ciega.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/10

lunes, 4 de enero de 2010

BAJO LA CAPA DE ASFALTO

Bajo la capa de asfalto
hay esteras de silencio,
con canciones enterradas
de los labios de los muertos.

Golpe a golpe y piedra a piedra
construyeros esos suelos,
las calzadas y caminos
que llevaban a los pueblos.

Trabajaban sin descanso
por un poco de dinero,
con el sol pegando fuerte
y con lluvias y con vientos.

¡Ay, si hablaran los caminos
y contaran sus secretos!
¡Cuántas cosas nos diría
del pasado y los recuerdos!

Por ejemplo aquella estampa,
la del niño y el labriego,
trabajando codo a codo
entre el trigo y el centeno.

O de aquella campesina
que a la fuente fue en inverno,
a buscar el agua fresca
de las nieves y el deshielo.

Más si hablaran los caminos
nos dirían todo aquello,
hablarían de los hombres
de sus dudas y sus miedos.

De sus risas y sus llantos
con suspiros y desvelos,
de caricias recibidas
por la brisa, con sus besos.

De los chopos y los sauces
de los robles y los fresnos,
de ese ave que ha pasado
y ha dejado su embeleso.

Hay canciones enterradas
que entonaron los abuelos,
día a día, desde el alba
al ocaso de los tiempos.

Y allí yacen esperando
a quien vaya a recogerlos,
quien los tome y quien los mime
y los ponga en unos versos.

Bajo la capa de asfalto
hay tesoros encubiertos,
hay canciones con historias
de la vida y los viajeros.

Hay alegres chirimías
con cohetes y festejos,
y las tracas y guirnaldas
de las ferias que ya fueron.

Hay Castilla y castellanos,
andaluces y extremeños,
forasteros y vecinos
y asturianos y gallegos.

Es la historia del asfalto
que con fé lo construyeron,
tantos hombres y mujeres
con paciencia y sufrimiento.

Y por eso en sus entrañas
hay un cántico sincero,
hay un canto sin palabras
que nos dice que no han muerto.

Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/10

domingo, 3 de enero de 2010

DEJASTES UN OLOR INCONFUNDIBLE

Dejastes un olor inconfundible
mezclado entre los pliegues del recuerdo
tu piel tenía aromas de lavanda
que hacía que temblaran mis deseos.

No pude resistirme a la fragancia
mezclada entre el tomillo y el espliego,
tu cuerpo cobró vida simplemente,
y pronto nos tendimos en el suelo.

Gozamos como gozan los amantes,
y amamos como jóvenes sinceros,
mis manos recorriendo tu cintura
las tuyas paso a paso por mi pecho.

Tus ojos me mostraban la mirada,
llegada hasta los míos con un beso,
dos perlas en tus ojos florecían,
cual pétalos de rosa, soñolientos.

Tu pecho se agitaba tembloroso,
al roce muy tranquilo de mis dedos,
los labios musitaban mil palabras,
pequeñas sensaciones y jadeos.

Tus piernas con mis piernas se cruzaban
jugando en ese bosque tan secreto,
la lava del volcán, enfebrecida,
dejaba sus sudores en el lecho.

Entonces recordé que los gladiolos,
crecían junto al lirio y el romero,
allí donde la rosa vigilaba,
muy cerca del ciprés tan soñoliento.

Entonces sonreí, sin darme cuenta,
mi risa contagió tus labios frescos,
unimos nuestras risas y miradas
y pronto nos dormimos junto al fresno.

Dejastes un olor inconfundible,
el mismo que no olvido, mientras pienso;
tu cara se presenta ante mis ojos,
lo mismo que tus manos y tu cuerpo.

Momentos del pasado que reviven,
instantes que se funden con el eco,
dejando sensaciones de aquel acto
que viven con nosotros en los sueños.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/01/10

sábado, 2 de enero de 2010

SILENCIO Y SOLEDAD, NADA SE ESCUCHA

Silencio y soledad, nada se escucha,
se siente ese silencio en las entrañas,
se ve la soledad en el vacío
se encoge el corazón, se muere el alma.

Vivir, reír, amar, todo es posible,
si tienes en tu vida una esperanza,
si llegan a tu pecho los suspiros,
si notas que la sangre corre y salta.

También soñar es algo lindo y bello,
es sonreir en paz por la mañana,
es admirar al niño que ahora juega
es contemplar al hombre que trabaja.

Es desear la vida intensamente,
es aspirar la rosa y su fragancia,
es elevar los ojos hacia el cielo
y contemplar las nubes dibujadas.

Pero también soñar es algo nuevo,
es esa luz que roza tu ventana,
es esa brisa fresca y el rocío,
es el amor surgiendo de la nada.

Pero la soledad que antes mencionas,
con el silencio triste que acompaña,
es el vacío inmenso de la noche
y es el morir de pena y sin palabras.

¡Cuánto dolor reciben hoy los sueños!,
la soledad es algo que les mata,
y ese silencio negro y tan tremendo
el contrapunto y fuego con sus llamas.

Se van así, de pronto hacia el infierno,
para vivir la soledad sin pausa,
para sentir la lluvia y el granizo
en el silencio oscuro de su casa.

Atrás quedó el pasado con sus tardes
y los recuerdos lindos del mañana,
con esa loca y bella primavera
en una fantasía de color y calma.

Pero el amor, ¡amor!, sólo es un sueño,
una utopía eterna que no alcanzas,
es el deseo ansiado de los cuerdos,
en la locura cruel, que siempre arrastran.

Silencio y soledad se dan la mano
mientras te mueres tú, ¡oh mi alma amada!,
mientras se entierra vivo para siempre,
el corazón que amó pidiendo que lo amaran.

Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/10

viernes, 1 de enero de 2010

SE DESCANSA DESPUÉS DE UN LARGO VIAJE

Se descansa después de un largo viaje,
con el alma que llora muy cansada,
con el cuerpo maltrecho y malherido
y una flecha en el pecho que no sangra.

Es hora de dormir, reponer fuerzas,
de limpiar en el alma telarañas,
de sacar tantos lastres y recuerdos
y volver hacia el cielo la mirada.

Hoy es día de luz y colorido
y también de canciones y esperanzas,
de correr sin dudar hacia el futuro
y de ir con el alma preparada.

No te importen las voces agoreras
ni las otras prudentes que te llaman,
simplemente no escuches lo que digan
y obedece a tu alma que te habla.

Ella ve mas allá de las fronteras,
más allá de los mares y montañas,
por encima de dunas y desiertos
y de cimas eternas blanqueadas.

Es tu alma la música sin freno,
ese algo que brota y que reclama,
ese dulce y cruel escalofrío,
ese beso que buscas en la nada.

Y es tu alma la nota tan variable,
la que llora, sonríe y la que clama,
la que pide y te habla con tus labios
la que busca la piel tan deseada.

La que duerme cansada en el silencio,
tras un viaje muy largo en la distancia,
suspendida del tiempo, en el abismo,
entre brumas y fuertes marejadas.

Ahora duerme, por fin, entre las sombras,
con sus ojos en paz, tras las pestañas,
este alma que vibra y que palpita
esperando que llegue la mañana.

Y quizás, cuando llegue el nuevo día,
notarán sus pupìlas la llamada,
con el rayo de sol, en un suspiro,
la caricia y el beso sin palabras.

Y también sentirá la dulce nota,
con el rayo de amor, rasgando el alba,
arrancando la frase mas bonita,
que pronuncian las almas, cuando aman.

Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/10