No olvidaré
los días y jornadas
en las montañas.
Era en septiembre,
en puertas del otoño,
por media Europa.
Y fueron años
de risas y alegrías
que compartimos.
Marchaba el grupo,
sudando por las sendas,
mirando al frente.
Se hacían muchas
paradas y descansos.
con chascarrillos.
Y te ayudaban
las manos que ofrecían
darte su apoyo.
Así, entre amigos,
el grupo se estiraba
y hacían cumbres.
Luego, bajando,
buscábamos un sitio
para comer.
Una botella,
la bota con buen vino,
que refrescaba.
Volvía el alma
vibrando de las cumbres
a los refugios.
Y hasta las penas
veíamos lejanas,
en ese instante.
Recuerdo tardes
y noches, tras las cenas,
tomando copas.
Era un final,
diciendo adiós al día,
entre montañas.
Porque los montes
y el agua, en sus canales,
nos subyugaba.
Éramos libres,
soñando bajo el cielo,
con los amigos.
¡Bellos recuerdos,
de afecto y de cariño
de aquellos años!
...Y en las montañas
dejábamos los sueños,
otro año más.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/25
Bonitos recuerdos que alientan los días presentes. Abrazo.
ResponderEliminarGracias María Rosa.
EliminarAbrazos.