Surgen suspiros
del día que comienza
con la alborada.
Calles mojadas
por culpa del rocío
que las regó.
Noche que marcha
dejando mil detalles
en sus legañas.
Y empieza el día
con rayos temblorosos
del astro rey.
Y tú madrugas,
te vistes y te aseas,
en la mañana.
Es la rutina,
de un día, y cada día,
haces lo mismo.
Vas al trabajo,
repartes tus sonrisas
mientras saludas.
Luego te enfrascas
y enfrentas las labores
de la jornada.
Afuera vuelan,
las aves por el parque
y algún suspiro.
También los tuyos,
se escapan mientras miras
por la ventana.
Esos suspiros,
del alma, contenidos,
quieren volar.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/25
El rocio de la mañana deja suspiros en las flores que amanecen... Muy lindo poema.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Hola, como estas
ResponderEliminarmuchas gracias por este poema, a partir de ahora cada vez que sienta el olor a humedad del rocio lo voy a sentir de otra manera..
saludos
Gracias por tus palabras, Nicolás.
EliminarSaludos.