jueves, 16 de agosto de 2012

AQUEL DÍA TEMBLABAN LAS FLORES...


Aquel día temblaban las flores
y la luz en la dulce mirada;
yo sentí estremecerse a mi cuerpo
y también las membranas del alma.


Justo entonces marcaba las doce
el reloj con su alegre campana,
y también en la iglesia, las salves,
unas voces oraban sin pausa.


Me acerqué hasta la orilla del río
para ver deslizarse a las aguas,
admirando el sereno reflejo
de los chopos que en él se estiraban.


Una sombra cruzó por los cielos,
una nube muy negra y sin pausa,
yo pensé que llegaban las lluvias
de ese cielo mandando sus lágrimas.


Pero todo quedó en esa escena,
las alondras de nuevo volaban,
y tambíén golondrinas y mirlos
y cigüeñas con manto de plata.


Más arriba dormían los justos
en su lecho de paz y bonanza,
los cipreses dejaban la sombra
y la brisa del mar su nostalgia.


Unos niños jugaban ajenos
ante el tiempo fatal que se pasa,
perseguían los sueños azules
y también mariposas de nácar.


No sabían que el mundo corría
ni tampoco que el tiempo se acaba,
y con él la inocencia y los juegos
de tan bello rincón de la infancia.


Pero todo comienza y termina,
como el día, la noche y el alba,
hasta el triste y sagrado segundo
de ese viaje a regiones lejanas.


Allí dicen que reina el silencio
y que sobran también las palabras;
es posible, y será, si lo dicen,
pues no quiero pensar en la nada.


"...Aquel día temblaban las flores
y, en los ojos, la luz desnudada,
devolvía el reflejo y cariño
de dos almas en paz, que se amaban..."


Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/12

4 comentarios:

  1. Cuando leo poemas como éste, me siento una aficionadilla.
    Si, amigo, todo comienza y termina, así es la vida...
    y al final, todo silencio...

    un poema grande grande.

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  2. Pues convéncete Ángela, no eres ninguna aficionada, simplemente escribes, como yo y como tantos, así que quita ese "complejo", si es que lo tienes, y adelante, que lo haces muy bien.
    Gracias por tu visita y comentario.
    Un abrazo y feliz día.

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  3. Todo tiene principio y fin, la vida pasa. Por eso hay que vivirla intensamente. Quien fuera niño para disfrutar de la vida como lo hacen ellos. Abrazos...

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  4. Por eso Alicia, "aquel día temblaban las flores"... Quizás en esa metáfora de nuestra infancia, a la que aludes, todo es posible, y yo insisto: "no renunciemos a esa parte que todos conservamos en nuestro interior"
    Abrazos en la tarde.

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