Fue la resaca,
llegando hasta mi lado
quien me asustó.
Olas sencillas
viniendo desde lejos
con melodías.
Rumores sordos
con música sublime,
¡cautivadora!
Y allí te vi,
venías con las aguas
del ancho mar.
Vi tu belleza,
con lágrimas saladas
que te cubrían.
Y vi el encanto,
sublime de tu alma
en la mirada.
¡Qué comunión,
del hombre y el poema
en aquel acto!
Yo te miraba,
te hablaba sin palabras,
tú sonreías.
Y mientras tanto,
envuelta en la resaca,
tú te dormías.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/04/20
Bravo por esos versos que son de gran amor hacia esas olas y sobre todo a ese mar.
ResponderEliminarUn buen martes.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz martes.
Dulce y bello poema Rafael. El mar, las olas buenas inspiradoras de poesía. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
La ensoñación del poeta y la musa... el amor que se respira.
ResponderEliminarPrecioso leerte en esta noche, amigo Rafael.
Mil besitos en la noche.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo en la noche.
Sorpresas maravillosas nos puede traer el mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Rafael.
EliminarUn abrazo.
Qué ternura entre la bruma del mar, qué bellos y tiernos versos.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por verlos así, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Me veo entre las olas entre la resaca de soledad hermosos haikus, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.