Le cuesta despertar
al día que comienza,
y tiene telarañas,
el sol, que no se muestra.
Son cosas del otoño,
me digo, y sin protesta,
me voy a la ventana
y miro para afuera.
La calle está vacía,
hay agua en las cunetas,
los árboles inmóviles
quizás están de siesta.
Las ramas siguen firmes,
no hay aves que las muevan,
quizás, hoy, los gorriones
renuncien a la fiesta.
El sol, en la mañana,
parece que se ausenta
y sigue perezoso
las nubes que se alejan.
Quizás piensa en la nieve
que ya se ve muy cerca
y adorna las montañas
con su blancura fresca.
Hay soplos en el aire,
diciembre nos los deja,
susurros navideños
con cantos y promesas.
Miremos a los niños,
captemos sus poemas,
tras ojos infantiles
tan llenos de inocencia.
Y entonces suspiremos,
la vida es lo que cuenta,
no importa la mañana
y el sol que no despierta.
Busquemos a la vida,
ya llega Nochebuena,
y llega para todos
los niños de la tierra.
Seamos esos niños
que buscan sin caretas,
la vida y el cariño
del Dios que ya se acerca.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/24
Hola Rafael, muy emotiva tu poesia, en asociar la Natividad que se acerca, momento de reflexión a un paso del nuevo año. Un abrazo!!!!
ResponderEliminarGracias Merce.
EliminarUn abrazo
Muy bonito Rafael, si le pusieran música podría ser un precioso villancico. Un besote
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.