Es algo tarde
para correr, deprisa,
tras de tus pasos.
Por eso paro,
me fijo en tus pisadas
sobre la arena.
Llega la noche,
la oscuridad comienza
y nos separa.
Pero yo insisto.
Enciendo la linterna
para seguir.
Sobre la orilla
se ven algunas huellas
que yo persigo.
Y así, me digo,
que puede sean tuyas
y eso me anima.
Sé que es de noche,
que el tiempo y las resacas
van avanzando.
Pero el poeta
prosigue su utopía
tras unas letras.
No importa el tiempo,
ni el manto de la noche,
con soledad.
Hay una luz
que guarda la esperanza
y ese es el faro.
que yo persigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/25
Siempre queda un rayo de esperanza. Bellísimo poema. Saludos
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario, Nuria
EliminarSaludos
No perdamos esa luz de esperanza.
ResponderEliminarSiempre hay una salida.
Feliz tarde de domingo estimado Rafael.
Un abrazo
Gracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno. Ese faro encendido es tu guía.
ResponderEliminarabrazo.
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
La luz que más brilla es esa que llevamos nosotros en nuestra vida, la que solo los más privilegiados es capaz de ver. Un besote. Feliz noche.
ResponderEliminarCierto Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Esa fe en la presencia amada es todo un milagro, que nos impulsa hacia adelante, Rafael...Muy bello e inspirador poema, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo.
La luz de ese faro está en tu poesía.
ResponderEliminar❤