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viernes, 8 de diciembre de 2017
ME GUSTARÍA...
Me gustaría hablarte,
charlar contigo,
compartir unos minutos
y saber de ti.
Es curioso que piense esto ahora,
pero al verte, nuevamente,
al escuchar tu voz en un poema,
al leer las letras,
que dejaste en el cuaderno,
algo aceleró los latidos
de mi pecho
y la sangre ha corrido, impetuosa,
por mis venas,
como lava descendiendo
de un volcán.
Recuerdo, de aquel tiempo,
tu mirada de niña,
la sonrisa triste pero sincera,
aquella voz temblorosa y especial
que decía tantas cosas en su tono.
Recuerdo tu presencia invisible,
el cariño que emanaba tu figura,
la sensibilidad con que pronunciabas
mi nombre en aquel apelativo
que ambos conocemos.
Recuerdo que te amé como la niña
que eras,
y también en la mujer que salía de la infancia
y daba sus primeros pasos
en un nuevo mundo,
alejado de la poesía y dentro de ella,
donde el amor y la mentira estaban presentes,
donde la duda y los sueños apenas tenían cabida
porque había que vivir con los pies en el suelo
y donde los sentimientos eran una utopía
cegados por la pasión y la velocidad del tiempo
que pasaba a nuestro lado,
sin dejarnos respirar.
Recuerdo que creí que me amabas
y que fui inmensamente feliz
durante unos días,
pero luego todo cambió
y la tormenta cegó mis ojos
y también mi corazón
haciéndome ver personajes de ficción
donde solo había molinos de viento.
Recuerdo que te perdí y que lloré,
que supliqué como un niño
en aquella infancia lejana,
porque había perdido algo más que el amor
ya que la magia que emanaba de tu persona
no podía conseguirla en ninguna otra parte.
Y recuerdo que te seguí amando en silencio,
sin palabras,
mirando tu caminar en la distancia,
sabiendo de tu vida por tus letras,
escuchando tu voz
y soñando que aquellos versos
eran para mí,
aunque bien sabía que eran para otros.
Recuerdo aquel pasado y no me arrepiento
de amarte, pero sí de ser idiota
y no tener el valor suficiente
para enfrentarme a la verdad,
para hablar de frente,
para preguntar,
para aclarar malentendidos
y para retener los latidos de tu corazón;
pero la vida es así
y no sirve el consolarse
pensando lo contrario.
Hoy te he visto, como tantas veces,
de aquel entonces,
y pensé en ti,
en que me gustaría hablarte,
charlar contigo,
preguntarte por tu vida,
compartir unos minutos,
tomar un café, como aquellas tardes,
en que lo hacíamos de una manera virtual,
pero sincera,
y luego, tras las sonrisas,
continuar nuestro camino
hasta otro momento,
hasta otro instante,
hasta cuando quieras,
o hasta siempre.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/17
jueves, 7 de diciembre de 2017
LA MUERTE...
(Inspirado en un poema de Teresa Fernández)
La muerte llega de pronto,
muchas veces con sigilo,
y a pesar de nuestro celo
ella cumple con su rito.
El temerla es algo innato
a pesar de tantos guiños,
que nos deja y que nos manda
día a día como aviso.
Yo la he visto muchas veces
y he temblado como un cirio,
cuando acerca su guadaña
hasta el péndulo del hilo.
Es después de la galerna,
con la Parca sobre el río,
cuando pienso en tanta suerte
como tengo y he tenido.
Sin embargo, es ley de vida,
que termine el peregrino
su paseo por la tierra
y el penoso recorrido.
Hay aristas y senderos
que encarnaron los peligros,
y pusieron muy a prueba
esta vida en la que sigo.
Unas veces la fortuna
y otras tantas los amigos,
con su mano generosa
ofreciéndome el auxilio.
Es por eso que no temo
este tiempo que he vivido,
aunque siempre está la muerte
con sus dedos tan sombríos.
"...La muerte a todos alcanza
y con ella se va un ciclo,
de este sueño de la vida
que es así, como un suspiro..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/17
miércoles, 6 de diciembre de 2017
ERA UN HOMBRE MUY TRISTE...
Era un hombre muy triste que vivía su vida
persiguiendo con prisa la fugaz bacanal,
a la vez conseguía la sonrisa fingida,
de manera liviana sin principio y final.
¿Dónde está, se decía, la sonrisa querida,
la que borra nostalgias y te aparta del mal?
¿Dónde estás, te reclamo, pues te quiero, encendida,
a mi lado y latente, cual remedio y sin sal?
Una tarde la brisa se cruzó en su camino
con un beso de plata de la luna del cielo
que dejó entre sus labios un inmenso candor.
Y quedó el don Quijote suplicando al molino
como un hombre doliente, que buscaba con celo,
en la Mancha lejana su fortuna y amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/17
lunes, 4 de diciembre de 2017
PLANEA COMO UNA SOMBRA...
Planea como una sombra
la muerte sobre el albero;
parece que llegan nuevas
esas alas de los cuervos.
Ya sé que son malsonantes
los anuncios tan extremos,
y que nos dejan tristeza
los crespones que son negros.
Pero debemos mirarlos
con los ojos bien serenos,
aunque tengamos clavada
una espina en nuestro pecho.
Rosas que fueron claveles
ahora solo son recuerdos,
por el paso de los días
y una página en el tiempo.
Hojas que son volteadas
de sus letras y sus versos,
destilando tanta vida
como prueba de los sueños.
Porque es humano, sin duda,
ambicionar los deseos,
y soñar, como los niños,
con caricias y con besos.
Pero las sombras avanzan
con lentitud y en silencio,
y hasta las almas se callan
porque ya sienten el miedo.
Miedo a cruzar esa línea
de la muerte y de lo eterno,
con multitud de preguntas
y sin respuesta en el eco.
"...Planea como una sombra
la Parca con traje austero,
y va pasando la lista
aunque nos cueste creerlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/17
domingo, 3 de diciembre de 2017
CADA MAÑANA...
Cada mañana abro los ojos
y me despierto.
Hoy tengo frío y un sabor amargo
en la boca.
Vuelvo del sueño,
salgo de la noche,
regreso al mundo, mientras mis dedos
retiran unas legañas juguetonas
para que mis pupilas puedan ver la luz,
percibir las cosas que me rodean
y sentir el pulso de la vida misma.
He vuelto a la poesía,
ya siento los latidos de sus versos,
ya percibo el aroma del café
que me espera en la cocina,
ya escucho el paso de los autos
por la carretera vecina,
incluso el autobús que hace su parada
a recoger los pequeños
y llevarlos al cole.
Me levanto y paso por el baño.
Miro ese rostro en el espejo
que es el mío.
Me afeito y me cepillo los dientes,
luego me doy una ducha templada
para despertarme totalmente.
Acudo a tomar el café apresuradamente
porque el tiempo apura.
Salgo a la calle para ir al trabajo.
Camino por las aceras
entre gentes que saludan.
Por fin llego al santuario laboral.
Allí me esperan papeles, informes,
decisiones incómodas, entrevistas.
De esta forma paso la mañana
y llega la hora de comer algo,
de salir a despejar un poco la cabeza.
Voy a la cafetería de siempre
donde he visto un plato combinado
que me seduce.
Saludo a la camarera que me atiende,
intercambio un breve coloquio insustancial,
entre bocado y bocado.
La televisión está dando las noticias.
Miro el reloj,
debo apresurarme,
ya casi es la hora de regresar, nuevamente,
al trabajo.
Mientras me acerco a la mesa
suena el teléfono.
Tengo que visitar a un cliente
ya que su pedido le ha llegado
en malas condiciones.
(Menos mal que su domicilio
está cerca de donde trabajo).
Me paso hora y media explicando
que no se preocupe,
que el pedido salió bien del almacén,
que ha tenido que ser el servicio
de mensajerías
y que eso lo cubre el seguro.
Al final, el cliente, me invita a un café
y yo acepto.
Cuando vuelvo a la oficina
los compañeros están recogiendo.
Es la hora de salir,
marchar a casa,
volver a intentar buscar esa vida privada
que todos merecemos,
pero no tengo ganas de meterme en un bar,
en un club o algo parecido.
No tengo ganas de buscar una figura dorada
ni de apoyarme en un vaso de licor
para mantener mis sueños y esperanzas
en esta sociedad en la que vivo.
Prefiero regresar a casa,
preparme algo de cenar,
ver un poco la televisión,
aunque sea zapeando,
leer aquel libro de poemas
que tengo empezado
y quizás, quedarme dormido
con él entre mis dedos,
para volverme a despertar,
mañana, tal vez,
en ese bucle de la vida
y de mi vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/17
sábado, 2 de diciembre de 2017
UN HURACÁN...
Un huracán de fuego y de emociones,
un vendaval sin causa conocida
es el ciclón que lleva hasta la vida
y el néctar que desata las pasiones.
un vendaval sin causa conocida
es el ciclón que lleva hasta la vida
y el néctar que desata las pasiones.
Porque llegar y abrir los corazones,
para curar y restañar la herida,
es evitar que el alma compungida
se confunda entre fuertes decepciones.
Hay que dejar que el viento del oeste,
el temporal que llega en el invierno,
descargue bien su furia y que proteste.
Es importante hallar en el cuaderno
un poema sutil, sin que moleste,
aquel sueño infantil y siempre eterno.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/17
viernes, 1 de diciembre de 2017
HOY LA LLUVIA...
Hoy la lluvia que ha venido
dejó gotas, sin disfraces,
y los robles han sentido
sus caricias tan tenaces.
Y se ha visto al extranjero,
empeñado en el beber,
una copa de soltero
intentando sorprender.
Mas la mano vacilante
no tenía buen carisma,
y perdió, por un instante,
el control sobre sí misma.
Con la copa surgió el drama
y el intento ya fracasa,
al romperse el anagrama
con el vino que traspasa.
Y es entonces el lamento,
las figuras misteriosas,
esas sombras y el vals lento
que estimulan mariposas.
Hay un rato muy movido
con la voz que está de vuelta,
proclamando "yo no he sido",
en la lengua desenvuelta.
Parece que simplemente
nadie acepta la verdad,
ni se contenta el que miente
ni el que ve la realidad.
La lluvia llegó, al final
y con ambiente sombrío,
dejó al extranjero igual,
que a un vividor en el río.
"...No tengan miedo, señores,
que, en consecuencia el follón,
entre el vino y los amores,
lo soluciona el porrón..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/17
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