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sábado, 11 de noviembre de 2017
SUPONGAMOS...
Supongamos que nunca exististe
y que todo fue fruto de mis sueños
y de una imaginación calenturienta,
que me empujó, poco a poco,
hacia el pozo del olvido que querías
para así quedarte victoriosa,
con tu orgullo intacto y mi corazón doliente,
aferrado solamente a las promesas
de tus labios.
Supongamos que supero este dolor,
cruel e insoportable y lo cambio
por la paciencia de la vida
y la ternura que de ella se escapa,
sin que me atreva a preguntar
si tú tienes un verso y un espacio
en este nuevo poema de mi vida.
Supongamos que vivo el presente
y que veo que ahora no estás a mi lado,
y me doy cuenta de que no te necesito,
como tantos días y tantas noches pasadas,
y que de aquellos momentos solamente
queda en el alma un eco de tristeza
y de nostalgia.
Supongamos que en este presente
no siento miedo ni vergüenza,
ni tengo necesidad de rezar,
ni de morderme las uñas,
ni de mirar por la ventana,
ni de contar las horas que pasan,
ni de escuchar las campanas de la torre,
ni de saber si dios existe,
porque mi corazón ya tiene las respuestas
a todas las preguntas que me hago.
Supongamos que amanece
y tengo que levantarme porque es tarde,
y me doy vuelta en la cama,
mientras siento a la lluvia caer
y golpear en la claraboya,
acompañada de un rumor de voces
con risas y juramentos, de la propia vida,
en la que me invita a abrir los ojos,
levantarme y dar esos pasos necesarios
para volver a ser yo mismo,
en medio de tanta miseria
como la que me rodea.
Supongamos que abro los ojos
y que acepto volver a vivir
y a buscarte,
a soñar de nuevo,
a sentir la brisa inmaculada
del nordeste,
a escuchar el canto de la alondra,
a deleitarme con el vuelo
de las mariposas,
a retener en las pupilas
el dibujo del río y sus meandros,
a notar en la frente y los labios
el beso inenarrable del amor
olvidado...
Supongamos que todo es mentira
y que hasta estas mismas letras lo son
y que nada me importa
porque ya no estás a mi lado
y todo, absolutamente todo,
carece de sentido.
Supongamos...
Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/17
viernes, 10 de noviembre de 2017
CUANDO AQUELLA TARDE...
Cuando aquella tarde nos separamos
no sabíamos que sería la última vez
que nos veríamos.
Había sido un encuentro maravilloso,
como si el tiempo se hubiera detenido,
durante unas horas, para nosotros.
Habíamos logrado hacer realidad
tantos sueños acumulados
que hasta las palabras quedaron enmudecidas
en los labios,
dejando que los besos y caricias
sustituyeran a la ternura
que intentamos transmitir en aquel acto.
Recuerdo que vimos la luna y las estrellas,
que incluso las sonreímos y las hablamos
para luego besarnos bajo ellas
y hacerlas testigos de aquel sentimiento
que creíamos nos embargaba.
Pero estábamos equivocados,
y quizás los dos lo sabíamos,
no queriendo ver la realidad
y preferiendo seguir en el mundo de los sueños
y la utopía.
Por eso dejamos que nuestros ojos hablaran
y se dijeran tantas cosas bonitas,
incluso que se mintieran,
por que sí,
ambos nos mentimos en aquel momento
y ambos aceptamos aquella mentira
como algo inherente o como una cadena
que no queríamos romper
ya que nos conduciría a un futuro impensable.
Pero el tren aguardaba porque ya era la hora.
Tiraste el cigarro y nos abrazamos.
Fue un abrazo tierno y sincero,
con un beso profundo,
y hasta con unas lágrimas en los ojos
que inútilmente trataban de hablar y decir
todo aquello que nuestros labios, temblorosos,
intentaban ocultar.
"Te quiero", se dijeron las pupilas, las tuyas
y las mías,
y luego los dedos entrelazados,
nuestros dedos,
tuvieron que separarse en aquel adiós
que, sin saberlo,
sería para siempre.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/11/17
jueves, 9 de noviembre de 2017
PAYASOS DE NUEVO CUÑO...
Payasos de nuevo cuño
han salido a la palestra
para darnos mil lecciones
de la historia que se inventan.
Es curioso el panorama
de estos sabios con su lengua,
ya que dictan las mentiras
sobre todas las materias.
Todos saben de verdades
y su boca es una ciencia,
nos ofrecen soluciones
con palabras académicas.
¡Qué políticos tenemos
en la izquierda y la derecha,
que se bufan como gatos
y así evitan la pelea!
Mas volvamos al payaso,
al cobarde y sin bandera,
que se arropa en la nostalgia
y ve fachas en la aldea.
Es curioso el iletrado,
(y al que llaman "vuecencia"),
porque el voto ha conseguido
tras mentir a manos llenas.
¿Dónde quedan sus palabras,
los proyectos y promesas,
y también tantos repartos
del erario de la tierra?
Sigue habiendo falangistas
y hasta fachas de ultraizquierda,
que se unen y confunden
sin propósito de enmienda.
Nuevas caras y palabras
que aseguran sus carteras
y nos dejan boquiabiertos
porque sellan nuestras lenguas.
"...Hoy prefiero a los Payasos
de la infancia y la inocencia
y me olvido de estos otros
que han perdido la vergüenza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/17
miércoles, 8 de noviembre de 2017
EL HOMBRE QUE SOÑABA...
El hombre que soñaba con princesas
de pronto comprendió que no existían,
imágenes plagadas de promesas
e instantes de fervor que fenecían.
Quedaron diluídas las sorpresas,
las olas de la mar que se volvían,
las nubes candorosas y traviesas
y el tierno mazapán en que vivían.
El hombre se quedó como aquel niño,
perplejo, con la pala y su caldero,
buscando entre las olas el cariño.
Ausente se encontraba el escudero,
el hombre que soñara con un guiño,
de ser de una princesa caballero.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/11/17
martes, 7 de noviembre de 2017
UN DÍA DE AQUEL VERANO...
Un día de aquel verano
llegó un puñal a mi espalda
con la noticia funesta
que yo, tal vez, esperaba.
Fueron momentos de infarto,
de nerviosismo y de rabia,
de preguntar muchas veces
por los motivos y causas.
Pero los cielos negaron
esas respuestas clamadas,
y los renglones sencillos
con que el destino nos trata.
Tuvo que ser la paciencia,
con la pupila mojada,
la que venciera los miedos
y se enfrentara a la parca.
-¿Es la hora, -yo le dije-,
de cortar con tu guadaña,
este hilo que aquí pende
y llevarme ya en tu barca?
¿O es momento de la prueba,
de asumir que no soy nada,
y embarcarme en sufrimientos
de una vida sin mañana?
El silencio, por respuesta,
fue una voz en la alborada,
y el deseo inalcanzable
de esa vida que se marcha.
Yo viví aquel día a día
con el alma desgarrada,
no sabiendo a ciencia cierta
los motivos de mis lágrimas.
Porque estaba sentenciado
por las dudas, con sus garras,
y ante el cielo, tan altivo,
que ignoraba mis palabras.
Aún no sé cómo se dice
pero quiero dar las gracias,
a ese Dios que va conmigo
y consuela mi nostalgia.
-No te quejes, -me decía,
con la voz del Niño sabia-,
ya que hay seres en el mundo
que no aprecian esta carga.
Pero aparta ya tus miedos,
no pierdas la confianza,
tú eres parte de un poema
y una línea inacabada.
No entendí lo que me dijo
esa voz, en la distancia,
y aquí estoy, tras muchos meses
con un halo de nostalgia.
Fueron horas y minutos,
fueron días y semanas,
deshojando margaritas
y quitando mil legañas.
Y este tiempo transcurrido
no lo olvido ni se escapa,
ni tampoco a las personas
que me ayudan y me aman.
Hoy sonrío a los amigos
por las calles y las plazas,
mientras llevo entre las manos
una rosa inmaculada.
"...Un día de aquel verano
sentí dentro mucha rabia,
despertando de mil sueños
y dejando atrás la infancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/17
lunes, 6 de noviembre de 2017
SI PUDIERA SENTIRTE...
Si pudiera sentirte sin tocarte,
si pudiera quererte de igual modo,
estaría esperando en el recodo
el instante supremo de abrazarte.
Me conformo tan solo con hablarte,
y saber que no altero ni incomodo,
a pesar de mi pinta de beodo
y mis labios inquietos por besarte.
No renuncio, tampoco, a mi deseo,
de buscar por los cielos a la luna
y alegrar, por la noche, mi paseo.
Pero puede que tenga la fortuna
de observar ese leve parpadeo,
de la luna de plata en la laguna.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/17
domingo, 5 de noviembre de 2017
MIENTRAS MIRO LAS NUBES...
Mientras miro las nubes que pasan
se revuelven, también, los recuerdos,
encerrados en lúgubres celdas
del pasado lejano en el tiempo.
Cae la lluvia ligera y menuda
refrescando jardines y suelos,
y también las macetas se riegan
con las gotas silentes y versos.
Unos versos que claman venganza
y las gotas que piden momentos,
que pasaron sin pena ni gloria
en la infancia vivida en silencio.
Yo prosigo mirando a la nube
y hasta busco en la misma ese beso,
el lejano rumor sin palabras,
y el susurro creciente del viento.
Puede ser que la luna sonría
y que duerma en un plácido lecho,
y también que la estrella lejana
me regale su luz terciopelo.
Si es así, yo sabré que la vida,
se compone de meses diversos,
desde aquellos de luz y ternura
a los otros tan crudos de invierno.
Pero hoy toca la lluvia que baja,
esas notas de otoño crescendo,
sin batuta ni orquesta siquiera
que le marque los ritmos impuestos.
Y es al fin como suena la orquesta
con violines dejando lamentos
de las nubes cargadas con agua
en las gotas que llegan y veo.
"...Mientras miro las nubes que vienen
es difícil decir lo que pienso,
porque todo se envuelve en la bruma
y el latido es profundo y extenso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/17
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