Recuerdo y veo,
el tiempo ya pasado,
de aquella infancia.
Y se sonríen,
las ramas, temblorosas,
de las encinas.
Allí, en el bosque,
muy cerca de los robles,
las conocí.
Mundo de magia
y eterna fantasía
de la niñez.
Entre sus troncos
sentí ser Peter Pan,
como en los cuentos.
Formé mil sueños,
volé por anchos cielos
y entre las nubes.
Bajé a ciudades
y en pueblos y en aldeas
me paseé.
Recuerdo amigos
y caras sonrientes
que me miraban.
También iglesias,
castillos y casonas
que recorrí.
Pero unos ojos,
ardientes, me miraron,
que yo no olvido.
Eran de ella,
la dulce mariposa
que sigo amando.
Y allí nació,
el sueño inolvidable
que va en mi pecho.
Sueño de un niño,
que siente y se enamora
de una princesa.
Y es que la vida
son sueños y poemas
de un bosque eterno,
"lleno de encanto".
Rafael Sánchez Ortega ©
03/11/24
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