Se marcha la noche
y el día no empieza,
hay sombras y brumas
que forman tinieblas.
También en el alma
el día comienza,
con largos suspiros
que evocan tristezas.
Hay sombras veladas
que abruman y acechan,
y encogen al hombre
que al día despierta.
Temblando, los cielos,
sonríe a las cejas,
aparta legañas
y aurora les niega.
La luz para el alma,
calor a la tierra,
con el nuevo día
las brumas despeja.
Entonces el día
se estira y comienza
a dar los latidos
que el día presenta.
Sonríen los labios,
las caras se alegran,
igual que las brumas
se pierden y alejan.
La noche se marcha
con sombras y penas,
y un día amanece
con aires de fiesta.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/25
Tu poema nos muestra esa noche que, a veces, nos prueba la mente con brumas y fantasmas...Somos humanos, alternamos la luz y la oscuridad en nuestra propia alma, Rafael...Pero la luz siempre llega abrazándonos y dándonos aliento para seguir adelante...Mi felicitación por bello, profundo y rítmico poema.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y felices días de febrero.
Gracias María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Es la vida misma el poema. Luz y sombra, no pueden faltar.
ResponderEliminarLo triste es esa sombra que no se va nunca para muchos, no hay luz.
Feliz tarde de jueves
Un abrazo
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Las sombras y las luces en la noche y la propia vida siempre están presentes. Un bello, poema.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz finde.