Marca el reloj
las tres de la mañana
y hay que atrasarlo.
Cambio de hora
te dicen en la tele,
es la de invierno.
Así será,
(proclaman los expertos
y los políticos).
Y tú, obediente,
atrasas las agujas
de los relojes.
Se ahorra energía,
nos dicen otras mentes,
con su bombilla.
Y estas cabezas,
de pronto, iluminadas,
ganan el Nobel.
Yo no discuto,
a unos y a los otros,
pues soy profano.
Pero sonrío
y miro, si mi móvil,
ya se ha cambiado.
Porque la ciencia
avanza sin pamplinas
en este asunto.
De todas formas,
hoy hay, en los relojes,
cambio de hora.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/25

Poema de las pequeñas cosas, como en la canción. Un abrazo y que tengas un bello día.
ResponderEliminarmariarosa