jueves, 7 de agosto de 2014

CUANDO VUELEN LOS DELFINES POR EL CIELO...


Cuando vuelen los delfines por el cielo
crecerán las margaritas por los mares
y otra vez, entre locura y fantasía,
amaremos, sin dudar, las realidades.

Porque el mundo es la locura de los niños,
ese templo que se ve tras los cristales,
con un prisma de inocencia y de ternura
y que asombra y maravilla por mitades.

Cuando vuelen las estrellas con sus alas
cubrirán el firmamento con su sangre,
y unas alas de curioso pergamino
les saldrán a las sirenas en la tarde.

Porque sigue la inocencia de los niños
entre el verso y la leyenda que renace,
a través de los guarismos y las letras
de escritores y poetas singulares.

Cuando sientas que se quiebra el firmamento
y que lloran, desolados, los arcángeles,
notarás que con el alba ya amanecen
los aromas de las algas peculiares.

Porque todo es poesía en esta vida
y eso el alma de los niños bien lo sabe,
y adivina el pensamiento a los mayores
y hasta limpia sus nostalgias y saudades.

Cuando notes una mano que te busca
y unos ojos que te aprieten los pulgares,
sentirás que es el amor, el que te llama,
y una brasa que se aviva en un instante.

Porque el beso y el abrazo de los niños
no se compra ni se vende por sus padres,
se regala simplemente con caricias,
y sonrisas que se dan muy naturales.

Cuando veas unos labios que se acercan
y que buscan en los tuyos un mensaje,
analiza en su sabor, esta respuesta:
"si es amor lo que precisas y no amante..."

Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/14

miércoles, 6 de agosto de 2014

REMINISCENCIAS XX



XX

Porque el ayer carece de presente
y de mañana,
se acuna y consolida en el recuerdo.

Y allí queda hibernando sentimientos
y nostalgias de un pretérito pasado,
de un futuro cercenado por la sombra
tan cruel del día a día
y un presente que se muestras casquivano
y muy esquivo,
porque siempre va en pasado,
cuando trato de alcanzarlo y detenerlo.

Es por eso que retorno pocas veces
a ese tiempo
y que dejo simplemente que el abrazo
de la brisa,
ponga nota y colorido a las palabras.
Porque todo permanece en el recuerdo,
en la sima tan profunda donde duermen
esos sueños,
en el cofre tan cerrado de las almas
que suspiran,
en los párpados nublados muchos días
por el llanto
y en los labios temblorosos
que emitieron mil suspiros.

Y allí están las emociones contenidas,
las mentiras y verdades más amargas y agradables
que dijeron nuestros labios y escucharon los oídos,
porque todo es confusión en ese acto
y hasta el tiempo me devuelve
los sonidos agridulces con el lodo y la resaca.

Si quisiera, rescataba de ese tiempo mil recuerdos,
mil palabras y mil voces
confirmando que los sueños no eran sueños
y sí fruto de momentos compartidos,
de proyectos de un amor en su inocencia,
de suspiros escapados de dos almas,
de claveles y de rosas que tomaron nuestros dedos,
de miradas que buscaban el ocaso en su delirio
y de aquellos "buenos días" presurosos y nerviosos
que gritaban nuestros pechos.

Porque todo está guardado en ese cofre
que conservo,
y allí duermen simplemente tantas notas,
tantas lágrimas vertidas,
tantos sueños con sus risas,
tantos trazos y dibujos que plasmaron
nuestros ojos en la vida
con un rayo de esperanza en el futuro.

Más no quiero remover esas cenizas
y que de ellas, salgan chispas
que nos hieran nuevamente.

He aceptado la derrota y la mentira
y no me quejo,
aunque tenga la verdad ante mis ojos,
aunque griten las palabras encerradas
deseando ver la vida,
aunque quemen esas letras enviadas, hace tiempo,
proclamando las palabras que ahora evito.

Porque todo es poesía, en esta vida,
y eso busco,
aunque el néctar de ese ayer se me atraviese
en las entrañas,
aunque el presente esté pasado
y diga adiós constantemente
y aunque el futuro sea el sueño y utopía
de los niños,
donde vuelan mariposas, a las sienes de un poeta,
en un bosque inalcanzable
por sus manos infantiles y con miedo.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/14

martes, 5 de agosto de 2014

LA VERDAD ES QUE ESTOY SOLO...


La verdad es que estoy solo, sin saberlo,
y en medio del silencio me estremezco
y entreabro la ventana.

Pienso en ti y en tus caricias.
En esas palabras que pronunciaban tus labios
y que apenas entendí porque eran balbuceos
de tu pecho.

Te acurrucabas buscando mi cuerpo y mis dedos
en ese abrazo interminable de la noche.
Y yo dejé que tus manos jugaran
y se estiraran a lo largo de mis brazos
y que recorrieran mi espalda
y que luego rozaran levemente mi cuello,
porque quería sentirte así y allí,
deseaba ese dibujo inmaculado de tus dedos
por mi piel,
como si fueran los pinceles de una artista,
que desnuda, despertaba mis sentidos.

Cerré los ojos y me dejé llevar por mis sueños.
Mezclé mi imaginación con la tuya
para fundir la pasión y el deseo
en el crisol del amor
y ví brotar la lava del volcán
que suspiraba sin descanso
y hasta escuché el susurro de los ríos
de tus venas
pronunciando una palabra con mi nombre.
Porque estabas a  mi lado y en mis brazos.
Te encontrabas soñolienta en un mar de fantasía
y hasta el tiempo se paraba
y no avanzaban los relojes en su marcha.

El sudor de nuestros cuerpos se mezclaba
y el aroma inconfundible de los mismos
producía sensaciones muy diversas.
Tú buscabas con tus manos a mis manos
y las mías recorrían las colinas de tu cuerpo,
los senderos invisibles que guiaban a mis dedos
a seguirlos,
a encontrar la flor sagrada
y el clavel que dulcemente palpitaba en esa noche.

Y así fue como sentimos ese rato inolvidable,
ese mundo de emociones que vivimos
y ese instante en que se unieron nuestros cuerpos
y las almas suspiraron de emoción y de alegría
al ser luz y poesía, al mismo tiempo,
con un lazo indisolube del amor que allí nacía y rebosaba,
entre los besos y caricias,
del incienso permanente que emanaba
de aquel lecho.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/14

lunes, 4 de agosto de 2014

HE VISTO AMANECERES MUY TRANQUILOS...


He visto amaneceres muy tranquilos
y ocasos con amagos de tormentas,
la vida es una eterna algarabía
y en ella las resacas son eternas.

Se vive con la música de fondo
que marcan nuestros pasos en la arena,
y el norte que nos guía hacia el destino
se oculta entre las nubes y la niebla.

Desfilan sentimientos en las almas
y surgen entre ortigas las violetas,
los niños se sonrojan, cuando piden,
un dulce Peter Pan que los atienda.

Y yo, como escritor impenitente,
transmito todo ello hasta mis letras,
los bellos sentimientos que recojo
y algunos que se inventa mi cabeza.

He visto amaneceres a tu lado
y ocasos contemplados muy de cerca,
entonces nos amábamos sin miedo
y puede que temblaran nuestras piernas.

Temblaban con pasión irreverente
las hojas de aquel libro de poemas,
que un día profanaron nuestros dedos
llenándolo de sueños con sus letras.

Los sueños condenados al olvido
quedaron entre tules y entre sedas,
guardados en un cofre de dos almas
prendidos entre risas y tristezas.

Y allí se quedarán, hasta que un día,
remitan de su fuerza las mareas,
la lluvia ya no empañe los cristales
y brillen nuevamente las estrellas.

"...He visto amaneceres muy tranquilos
y ocasos despidiendo a los poetas,
en ellos suspiraban nuestros labios
y el beso y la oración estaban cerca..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/07/14

domingo, 3 de agosto de 2014

LA ESPERA...



(Con todo mi respeto y admiración a Mario Benedetti y su poema "Espero" que ha sido el causante de estos versos. Las palabras entrecomilladas pertenecen a su poema. Igualmente el argumento está inspirado en el poeta uruguayo. Por lo tanto casi nada es mío en estos versos, y así lo reconozco).

***********

Te busco cuando la noche convierte en fantasía
las ilusiones del día ya perdidas.

Sin embargo yo sé que no estarás ni vendrás,
que tendré que conformarme con tu ausencia,
porque la distancia es grande
y la noche tiene el hielo
que desprenden de sus ojos las estrellas.

Y también sé que no estarás para mí
porque, como decía el poeta,
"creo saber todo de ti"
y aunque me equivoque no lo reconoceré.

Yo sé que la noche pasará y con ella las lágrimas,
que vendrá un nuevo día,
y también sé que tu amor es real,
pero eso nunca lo dirás,
ni yo lo escucharé tampoco de tus labios.
 
Reconozco que soy un idiota al buscarte,
al pensar en ti, al llevarte en mi corazón,
al sentir como siento,
porque en el fondo sé que nunca estarás
para mí.

Sé que vivimos dos vidas diferentes
y que tú estás allá, en tu mundo y en tu vida,
y yo aquí, añorando un pasado y un recuerdo
donde un beso, una voz y tu palabra
marcaron ese punto de inflexión y despedida
sin vuelta ni retorno.

Y sí, ya sé que "es triste hablar así",
cuando el alba se oscurece por mis lágrimas,
cuando la luna se oculta avergonzada
al ver la soledad que me rodea.
Porque en realidad "me siento sólo y lo sé"
y debo admitir que esta soledad,
es el reflejo que devuelve mi figura
al mostrarse en el espejo de tus ojos.

Perdóname si alguna vez te he ofendido
porque nunca mi intención fue la de herirte.
Siempre soñé con amarte y quererte
y quizás forjé, con esos sueños,
mil utopías sin sentido.
 
Mi vida se acaba y lo sé.
Me ahogo con tu ausencia en esta espera.
Tú eras la razón de mi existir
y ahora no soy yo el que te llama
sino unos labios heridos y sedientos.
 
¿Por qué estoy aquí, escribiendo y no allí,
en silencio y a tu lado?

Quizás porque mi mundo es la poesía y tú lo sabes;
y en él, la fantasía y realidad se mezclan y confunden
produciendo este delirio.

Quizás porque las noches pasan y yo quedo
enjugándome unas lágrimas resecas
producidas por tus labios y quizás por mi ceguera.

Y sin embargo las preguntas siguen ahí:

¿Por qué no te olvido y me olvido de que existes?
¿Por qué esta soledad tan angustiosa?
¿Por qué te busco a pesar de que sé que no vendrás
ni atenderás a mis llamadas cuando más te necesito?

Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/14


sábado, 2 de agosto de 2014

PUDIERA SER...



Pudiera ser que el viento se calmara
y sus besos de brisa se perdieran,
pero yo seguiría con el niño
que escribía sus sueños tras la iglesia.

Es muy cierto que el tiempo ya ha pasado
y quedaron marchitas primaveras,
con veranos y otoños incipientes
que dejaron mil cuentos de sirenas.

Es por eso que busco en esa esquina
aquel niño con alma de poeta,
que buscaba, en los cielos, a las nubes,
y escribía de amores y princesas.

Porque el tiempo pasado está pasado
y no valen resacas y mareas,
ni tampoco nostalgias agridulces
con sabores de fresa y de canela.

Pudiera ser que el viento se calmara
y con él esa fiebre de mis venas,
que descansan ahora, en el invierno,
de una playa carente de nereidas.

Y es que aquí solo soplan los nordestes
cuyos flecos carentes de galernas,
son quizás la caricia cristalina
de las letras que trazan los poemas.

Se reflejan las aguas verde azules
en la tierna pupila que despierta,
y le arranca la lágrima furtiva
y aquel halo de sombras y tristeza.

Ya no quieren promesas y migajas
esos ojos cansados y sin fuerza,
aunque tengan la chispa y la alegría
bien guardada en el cáliz que reservan.

"...Pudiera ser que el viento se calmara
y que el alma agotada no latiera,
pero siempre estaré con mi suspiro
a buscarte mi Amor, junto a tu puerta..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/14

viernes, 1 de agosto de 2014

PORQUE ES FUEGO...



Porque es fuego lo que el alma
necesita,
yo lo exijo y lo preciso
y que venga hasta mi lado
esa llama incombustible que reduzca
hasta el rescoldo y las cenizas
este amor inconsistente,
ese hermoso balbuceo
que palpita en mi costado,
ese canto misterioso
que soñó con mil princesa
y la dulce melodía
que brotaba de mis labios.

Porque quiero que ese fuego
lo devore con sus ansias
y que lleve por los cielos
tantos sueños infantiles,
tanta vana poesía que salía
de mis dedos,
tanta blanca primavera
que empañaba las pupilas
y se deje, para siempre,
esas ramas abrasadas cual siluetas
de un pasado ya caduco y sin retorno.

Y ese fuego es el que quiero
y yo deseo que ahora venga
y que me abrase los rincones más ocultos
de mi pecho,
y que incendie los poemas y las letras
que surgieron en virtud de las palabras
y las voces
de unos labios que yo amaba y escuchaba
y los manden a la nada
de ese frío recipiente del olvido
con las rimas y utopías
que brotaban de mis sueños sin saberlo.

Yo quisiera que ese fuego
me borrase tanta risa de mis labios,
tanta lágrima escapada de mis ojos,
tantos tiernos adjetivos emanados de mi pecho
con suspiros incluidos,
pero sé que es imposible
y que el fuego solo hará, purificar,
con su viveza,
las semillas de una nueva primavera,
de un verano caluroso
y un otoño, ya presente,
con olores siempre vivos
de esperanza y de misterio.

Y es que el fuego tan sagrado no se olvida
y me recuerda tantos versos compartidos,
tanta túnica sagrada
descubierta en una noche,
cuando fuimos desnudando nuestras almas,
cuando juntos y temblando
se besaron nuestros labios,
cuando ambos despertamos, con los dedos,
nuestros cuerpos,
bajo el manto protector
de aquella luna
descubierta por el hombre
y unos niños, sorprendidos,
se miraban con el fondo a sus espaldas
de la orquesta y de la fiesta
que formaban las estrellas.

Es por eso que preciso de ese fuego
en esta hora,
porque quiero ser hereje y pecador
y no ser el Peter Pan de los hambrientos,
de los niños que han perdido su princesa
y que la buscan nuevamente
en el mundo singular de la utopía
y los recuerdos
como a un canto de sirena irrepetible,
por las playas de la vida.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/14