Despojo de vestidos a mi alma
y dejo la inocencia en su costado,
las ropas se evaporan, entre sueños,
y siento la caricia de unas manos.
Se quedan las palabras en susurros
y surgen los suspiros deseados,
desnudos y temblando por los besos
ardientes, que llegaron de tus labios.
Me ahogan los calores de la noche,
y busco entre tus senos el adagio,
la dulce sinfonía de las sombras
y el roce de los cuerpos sin descanso.
No niego que me arden las entrañas
y es fuego el universo en que me hallo,
desnudo con mis pobres sentimientos
sedientos de tu cuerpo tan ansiado.
Me duele el corazón y tengo frío,
más quiero continuar este relato,
el verso y la pasión no tienen precio,
y deben transmitirse con cuidado.
Desnudo, como estoy, en tu presencia,
no quiero más obsequio que el abrazo,
la seda de las ramas de ese roble
marcado con tu nombre en un verano.
Allí nos desnudamos sin palabras,
allí nos confiamos los pecados,
allí participamos de ese rito
y juntos, sin descanso, nos amamos.
Pasión desenfrenada de dos cuerpos,
suspiros desgarrados de los labios,
clamor por ese espacio detenido
que un día, en nuestros sueños alcanzamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/04/12
la sensualidad y la pasión deben ir cogidos de las manos, tu poesía es pura
ResponderEliminarun abrazo
Gracias por tu visita y tus palabras Arena, la sensualidad y la pasión van "cogidas de la mano" y forman parte de la poesía de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo en la mañana,
Rafael
Qué arrebatadoramente hermosa es la pasión,no?
ResponderEliminarTambién puede ser desesperadamente destructiva en la distancia y la soledad. Pero de que es un sentimiento intenso de vida, lo es!
Preciosos y sensuales versos, Rafael.
Abrazos.
Sí, si es hermosa la pasión Maritza, pero también puede ser "desesperadamente destructiva en la distancia y la soledad". Sin embargo, sigo pensando, en que la pasión forma parte de "la poesía de la vida".
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario querida amiga.
Un abrazo en la tarde,
Rafael