Madruga el sol,
te da los buenos días
y te despierta.
Abres los ojos,
sonríes a la aurora
que te acaricia.
Comienza el día,
de nuevo la mañana
te invita a amar.
Es el regalo
que dejan los latidos
en nuestra sangre.
Se llama vida,
se mezcla con los sueños
y va contigo.
Así que arriba:
levántate del lecho,
toma el café.
Luego al trabajo
o tal vez al estudio,
niño o adulto.
Pero saluda
al sol que da la vida
y te la ofrece.
Vívela siempre
llevando la sonrisa
entre tus labios.
Y que ella ofrezca,
a todos los que encuentres,
tu corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/25
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