Gracias Señor
por darme en este otoño
tanto cariño.
No lo merezco
y tú muy bien lo sabes
pues vas conmigo.
Me diste amor
el día aquel, lejano,
que vine al mundo.
Y me enseñaste
la esencia de la vida
que es tan sencilla.
Dar el amor
a todo ser viviente,
sea quien sea.
Buscar también,
en esas cuatro letras,
su contenido.
Ver en la A
el alma de las gentes
y sus anhelos.
Ver en la eme
el símbolo y la meta
de los deseos.
Y hasta en la o
se puede ver el día
y hasta el ocaso.
Queda la erre,
de amor y de cariño
que tanto ofrece.
Gracias Señor,
repito en este día,
por tanto Amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/25

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