Miraba al mar
con ojos muy cansados
aquel anciano.
Sobre las olas,
saltaban, juguetonas,
varias chalupas.
Hoy faenaban
muy cerca de la playa
y las resacas.
Tiempos atrás,
el hoy espectador,
fue marinero.
Y compartió
las horas y los días
en la faena.
Hoy, comprendía
al hombre que buscaba
su subsistencia.
Y es que la mar,
cruel y despiadada,
guarda tesoros.
Piezas de peces
se cambian por dinero
para vivir.
Y en ese trueque,
subasta de las lonjas,
ellos confían.
¡El hombre, el mar,
la brisa del nordeste
y las chalanas!
Y una sonrisa,
robé de aquel anciano
con sus recuerdos.
¡Cuántas jornadas,
vividas y bregadas,
con sus chalanas!
Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/25
Preciso homenaje al hombre de mar, al marinero que se gana la vida luchando con los vientos y las olas para obtener el alimento diario, Rafael...Ese hombre es mar, inmensidad que habita en su interior y le sigue dando vida e inspiración para seguir viviendo. Muy bello e inspirador, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado por tu constante amor a las letras.
Gracias por tus palabras y comentarios de hoy, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Hasta en la mar hay corrupción. Buen homenaje al marinero.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Carmen.
ResponderEliminarAbrazo.
Tu poema es muy bello e expresivo...
ResponderEliminarAbrazo, Poeta Amigo. ⛵️⛵️⛵️🛟⚓️
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Gracias Majo.
EliminarAbrazo