domingo, 10 de julio de 2016

SÉ QUE UN DÍA DORMIRÉ...



Sé que un día dormiré y me sumiré, sin más,
en un gran sueño.

Es por eso que ahora velo en mi vigilia
y hasta escribo de la luna y las estrellas.
Ellas fueron compañeras de este viaje,
las amigas silenciosas de la noche,
que dejaban su cariño entre mis letras,
acercándome a su luz y su silencio.
Hoy repaso brevemente mi pasado
y hasta escucho los reflejos que me envían.
Hay en ellos multitud de pentagramas
con sus notas apagadas y dormidas,
hay esquirlas con figuras indiscretas
que provienen de personas muy cercanas
que no están a nuestro lado porque hicieron
su camino.

Y es aquí donde me paro mientras pienso
y reflexiono en ese tiempo ya pasado.
Analizo los instantes y minutos,
aquel bar y aquella pista para el baile,
una mesa y unas copas esperando,
un cigarro que vacila entre los dedos,
unos ojos que me miran y que buscan
a los míos,
una mano que se mesa los cabellos
y unos labios que murmuran, en silencio,
unas palabras.

Hay también otros instantes que me vienen
a la mente y la retina,
como aquel, alrededor de una capilla.
Fue una tarde, como tantas, en que hicimos
el paseo hasta la barra.
Nos paramos en la puerta y rezamos una Salve.
Aún recuerdo aquel momento, como ahora,
ya que unimos nuestros dedos en el acto,
y después nuestras miradas se cruzaron
y allí mismo, ante la Virgen,
nuestros labios se besaron
en un acto de cariño muy sencillo.
¡Es difícil olvidar algo tan noble
y tan hermoso, y por eso lo recuerdo!

Eran días de una eterna y principiante primavera
y se oían y escuchaban las cigarras, en la noche,
en un coro indescriptible y sin orquesta.
Yo escuchaba los latidos de otro pecho enamorado
que temblaba de emoción ante los míos,
(principiantes revoltosos e incipientes juveniles,
mis latidos),
que pugnaban ver la vida y conquistar el universo.

Es por eso que ese tiempo lo recuerdo con nostalgia,
aunque sea ya pasado, porque es parte de la vida
y un retal, entre retales, con su luz parpadeante
y sus gotas de rocío.

...Hoy estamos en otoño y se acerca ya el invierno.
Es por eso que recojo los aperos de los campos
y la siembra que ha quedado ya muy lejos
y me vuelvo hacia la tierra, con mis manos;
la acaricio con mis dedos
y la esparzo suavemente entre los surcos
invisibles de otros campos y otros sueños.

Sé que un día dormiré y me sumiré, sin más,
en un gran sueño
pero, al fin, despertaré en otro mundo y otras tierras
sin saber quién soy y quién he sido
ya que el sueño del pasado está pasado
y allí empieza, y da comienzo, otro sueño:
El gran sueño, del presente y del futuro
tan ansiado.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/07/16

10 comentarios:

  1. son recuerdos inolvidables llenos de amor y añoranza...
    que pases un día feliz
    abrazos

    ResponderEliminar
  2. Una hermosa catarata de recuerdos, los recuerdos de toda una vida. ¡Precioso!
    Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Un día dormirás o dormiremos, pero con la plena satisfacción de haber vivido así de bello.

    Mil besitos, Rafael.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Auroratris, ¡ojalá sea como bien dices...!
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. jope Rafael que reflexión tan profunda , tan sentida que gran Poeta eres, haces un relato poético exquisito, empecé a sonreir cuando leo la la luna testigo silencioso de eventos de letras de pasado , de encuentros entre sueños y hoy haces limpieza uufff no se porque me da que yo estoy haciendo lo mismo precioso amigo un abrazote desde mi brillo del mar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te gustaran estas letras Bea.
      Un abrazo desde el Cantábrico.

      Eliminar
  5. Hay cosas que admiten duda
    Pero el camino hacia su esencia
    Marca la diferencia de cada danza
    Bailamos con pasó torpe, aprendido o efímero, con pasó cierto, certero o esquivo.
    Y vemos pasar tenés ,mientras otros pasan por nosotros.

    Mi abrazo a tu luz

    ResponderEliminar