lunes, 14 de octubre de 2024

5.987 - HAY UN RELOJ...



Hay un reloj en la torre

silencioso y descuidado,

que va marcando las horas

cuando el sol brilla en lo alto.


Yo siempre le he conocido,

altanero y solitario,

con esa efigie de piedra

y en su trono bien sentado.


Fueron días de la infancia

de colegios y mecanos,

con la sombra de los juegos

y de algunos campanarios.


Y a su lado compartimos

los minutos que, en los ratos,

nos dejaban los recreos

entre clases y trabajos.


Pasó el tiempo, con nosotros,

los relojes se quedaron,

aguantando el día a día

y ese tiempo de los años.


Hoy te veo, nuevamente,

pues mis pasos regresaron,

a los muros que soportan

unos signos mal borrados.


Y te veo, generoso,

como siempre y como antaño,

señalando bien las horas

con el sol a tu costado.


Un suspiro se me escapa

de este pecho un tanto anciano,

y un susurro toma forma

con tu nombre de mis labios.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/10/24

9 comentarios:

  1. Uff que belleza Rafael!
    Maravilloso poema que invita a muchas reflexiones. Gracias!
    Abrazote!

    ResponderEliminar
  2. Muy buenas noches, precios cada verso, pero ese último es precioso. Un besote.

    ResponderEliminar
  3. Recordar el colegio, las horas de compañía siempre juntos, dulces versos.
    Abrazo

    ResponderEliminar
  4. Hay un reloj que acompaña tus recuerdos.
    Maravilloso poema, su cadencia... sus rimas ❤

    ResponderEliminar
  5. El reloj de piedra queda eternizado en tus versos, Rafael...y acompaña siempre a tu niño interior...
    Mi abrazo entrañable y mi ánimo, amigo poeta.

    ResponderEliminar
  6. Ese reloj, testigo del paso de las épocas. Todo lo que habrá visto. Deberías leerle el poema, que es precioso.

    Abrazo, Rafael.

    ResponderEliminar