Se va apagando la voz
que nos dejan las resacas
y se estira su figura,
soñolienta, por las playas.
Hay un silencio profundo
de los mares y las aguas,
y ya descansa el salitre
con el yodo y con las algas.
Es una noche de otoño
soñolienta y solitaria
en que el poeta camina
buscando paz en su alma.
Y la encuentra, no lo dudes,
en los versos que le manda,
una luna, que en el cielo,
aparece y se destaca.
Es la reina de los cielos,
con estrellas que la guardan,
y cometas que recogen
sus sonrisas y sus lágrimas.
Y aquí abajo, yo me encuentro,
prisionero y sin palabras,
de este instante tan precioso
y los besos que me manda.
Y es que la luna es ternura
y caricia con su calma,
que serena las pasiones
y transforma las miradas.
Las pupilas ya se animan
y los labios hasta cantan,
la canción de los marinos
cuando surcan la bocana.
¡Cuántas letras y leyendas,
esas voces, hoy cansadas,
nos dejaron en las noches
junto al fuego de las casas!
Me estremezco al recordarlo
y hasta vuelve aquella infancia,
en que el niño y el poeta
se fundían en su magia.
"...Se va apagando la voz
y la noche ya se pasa,
con las sombras y las nubes
anunciando la borrasca..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/10/24
Beautiful post
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarCuanta sensibilidad en cada palabra y estrofa... Todo un placer leerte de nuevo en ésta tarde otoñal. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Enca.
EliminarUn abrazo.
Hola Rafael, que bien describes, cuando las olas dejan su salitre, la luna, reina del cielo acompañada de las estrella y toda estas metáforas tan cerca de las sensaciones y estados de nuestro sentimiento. Hermosoooooo!! un abrazo
ResponderEliminarGracias Merce
EliminarUn abrazo.
Un aplauso para ese poeta grande. Precioso, Rafael.
ResponderEliminarBuenas noches.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Que no se apague esa voz, o al menos no del todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Laura.
EliminarUn abrazo.
La noche. Y el poeta.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.