Hoy hace frío
y tiemblan los gorriones
en el jardín.
Mueven las alas
de forma caprichosa,
buscan al sol.
Pero las nubes
que abundan en el cielo
hoy se lo impiden.
Tras los cristales,
y dentro de mi casa,
yo los observo.
Es el otoño,
me digo en un aparte,
y hasta sonrío.
Tomo el café
que tengo entre las manos,
muy lentamente.
Comienza el día,
hay nubes en el alma
y en la mirada.
"Quisiera verte",
te digo sin palabras,
en la distancia.
Pero estás lejos
y verte es imposible
hasta otro rato.
Suspira el labio,
susurran los latidos
y grita el alma,
desde el silencio.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/24
El otoño nos pone nubes en el alma y en la mirada, Rafael...Pero esta estación nos llena de fortaleza, aceptación y humildad para seguir creando y recreando la vida, como parte que somos de la misma naturaleza.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz otoño, amigo poeta.
Gracias por tus palabras y comentarios, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
El otoño es bello con sus colores, pero a veces su clima nos pertuba, aunque a ti, te ha dado letra para un buen poema.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Otoño brilla detrás de esas nubes doloridas, es otoño dueño ahora del sepia, y colores también muy bellos.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tus palabras y comentarios, María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Me he vuelto una experta en eso de (no) decir sin palabras.
ResponderEliminarBesos silenciosos.
Gracias Laura.
EliminarBesos.
Esas nubes que irremediablemente llegan.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.