La cuenta atrás
de un mundo que agoniza
en pleno otoño.
Porque es un mundo,
el hombre al que dedico
estas palabras.
Dejo los versos
la prosa y la metáfora
para otros días.
Veo unos ojos,
se apaga la mirada,
llega el silencio.
Tierras aradas
en pieles arrugadas
y amortizadas.
Campos y montes,
la huerta de sus manos,
todo fue vida.
Un nuevo mundo
brotaba de sus dedos
con mil latidos.
...Y ahora descansan,
se van sin un susurro
hacia el invierno.
Llega la hora,
la luz de las pupilas
tiemblan un poco.
Se va la vida.
Un mundo se estremece
y va a otro mundo.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/11/25

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