Un día nuevo
despierta en la mañana
para los hombres.
Página en blanco,
con horas y minutos
por describir.
El sol despierta
y aparta sus legañas
tímidamente.
Se abren ventanas,
se corren las cortinas.
¡Que entre la luz!
Y que nos traiga
la gran interrogante
del nuevo día.
Para escribirla,
plasmarla, relatarla
en el diario.
Ese cuaderno
que va con nuestra alma
en nuestro pecho.
Vibra la sangre
a impulsos y latidos
del corazón.
Surge la magia,
el mundo cobra vida,
y nos subyuga.
Tú te despiertas
y aceptas la caricia
de la alborada.
Vuelve la vida,
despides a la noche
y empieza el drama.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/25

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