La vieja casa
mostraba sus paredes
envejecidas.
Muros de piedra,
fachada impresionante,
con balconada.
Unos escudos
mostraban orgullosos
tanta hidalguía.
Restos de armas
y honores de otros tiempos,
hoy ya dormidos.
¡No, no es mi casa,
estaba muy cerquita,
de mi morada!
Y es que mi hogar,
en ella se fijaba
para crecer.
Era un espejo
luciendo día a día
con cierta envidia.
Allí crecí,,
en ella vine al mundo
y así viví.
Quiero esas piedras,
son parte de mi vida
como las mías.
"La vieja casa,
hoy llora, solitaria
y abandonada"
Desde mi hogar
la miro y la remiro
y hasta suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/25
Recuerdo de otros tiempos que nos remiten con nostalgia al ayer.
ResponderEliminarMuy buen poema Rafael.
Abrazo.
Gracias María Rosa.
EliminarAbrazos.
Nostalgia en estos versos, me son familiares, me traen recuerdos.
ResponderEliminarFeliz día.
Un abrazo Rafael
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
En este poema me ha recordado a esas casas antiguas de los pueblos , donde están cerradas, pero siguen guardando ese estilo tan personal de sus dueños, parece que sus almas quedaron en ellas en sus muros. Un besote.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Campirela.
EliminarUn abrazo.