(Dedicado a María Rosa, ya que un comentario suyo ha dado motivo al nacimiento de estos versos.)
"...A quienes van tus versos",
preguntan a un poeta,
los labios invisibles
que mandan las estrellas.
Son besos y suspiros,
responde con presteza,
de un hombre enamorado
y el niño que en él lleva.
Amante de la vida
y amante de la tierra,
de esas pequeñas cosas
que vibran y le alteran.
Son esos sentimientos
que están en cualquier puerta,
ocultos tras los labios
con risas sin respuestas.
Hay rosas primorosas
que lucen mañaneras.
y hay otras marchitadas
tiradas en cunetas.
A todas se las quiere
por su razón y esencia,
y añoran esos besos
en "versos" con su letra.
Pequeñas mariposas
que pasan y que vuelan,
llevando nuestros sueños
mezclados con leyendas.
Recuerdos de los juegos
de niños y cometas,
corriendo por las playas,
sellando su inocencia.
"A quienes van tus versos,
me digo, y no hay respuesta,
pues son algo que nacen
y el alma así lo expresa
por medio de unos labios
que dictan y que versan,
aquello que en el pecho
le dicta la conciencia".
La vida ya se apaga
y el niño, entre la niebla,
ve sombras del presente
que invitan a la siesta.
Es fácil que, en el fondo,
él busque su princesa,
aquella que Darío
mostró con mano diestra.
(...Ingenuo es este hombre
y el niño que en él lleva,
los versos son suspiros
que escapan de las venas...)
Rafael Sánchez Ortega ©
23/02/25
Te han inspirado bellamente el comentario de Rosa. A veces ocurre, todo es inspiración.
ResponderEliminarFeliz día Rafael.
Un abrazo
Gracias Carmen, así ha sido.
EliminarUn abrazo.
Gran inspiración la tuya Rafael, ya que un comentario ha logrado que escribas versos tan hermosos, felicitaciones y gracias por la dedicatoria.
ResponderEliminarmariarosa
Preciosa inspiración amigo, ese niño siempre vive ahí, entre versos, sentimientos y silencios. Un abrazo. Y felicidades a Mariarosa.
ResponderEliminarP A T Y