Estás aquí,
muy cerca de mi lado,
aunque invisible.
Y no te ven
mis ojos hoy nublados
por tanta bruma.
Pero te siento
y noto tus latidos
entre mis dedos.
Son de tu mano
que llevo entre las mías
y que acaricio.
Quiero el silencio
y el beso de tus labios
junto a la brisa.
Y es que la vida
me llega en las caricias
que tú me dejas.
Son amapolas,
pequeñas margaritas
y algunas rosas.
Y van contigo,
y tú me las regalas
con unos versos.
Y así, el poema,
empieza con el día
y cobra vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/25
Hermoso poema para despertar en un lunes, lluvioso y gris en Bs As.
ResponderEliminarmariarosa