Era anciana la
campana de la iglesia
que tocaba en los
domingos a la misa,
despertando las
pasiones más diversas
y avivando los
rescoldos y cenizas.
Porque el fuego sigue
fiel en la conciencia
con las llamas
temblorosas que suspiran,
y que elevan la
mirada a las estrellas
en la noche singular
y tan precisa.
Era anciana nuestra
encina tan coqueta,
con su porte bonachón
de cada día,
y aquel aire juvenil,
sin entelequias,
que auspiciaba los
placeres de la vida.
Porque el roble y el
ciprés están con ella,
en el bosque donde
surge la sonrisa,
donde buscan los
venados la pradera
y las hadas, con su
magia, resucitan.
Era anciana la
ilusión de la caverna
que intentaba
reflejar una caricia
y con ella rescatar a
la silueta
de la vida, y en la forma
más sencilla.
Porque así lo
deseaban los profetas,
pensadores de
profundas teologías
que ilustraban de
razones las aceras
y las plazas
encendiendo una cerilla.
Era anciana la mirada
de la tierra
que extendía hasta
nosotros sus pupilas,
en un acto generoso y
de novela,
pretendiendo
convertirse en nuestra amiga.
Porque el polvo de la
misma está muy cerca
y nacemos y morimos
cual semillas,
en la tierra
solitaria y entreabierta
donde un día crecerán
las margaritas.
Era anciana la figura
tan perfecta
que dejaba sus
facciones a la brisa,
como playa que se
expone a las mareas
y a ese soplo del
nordeste y la folía.
Porque el negro de su
ropa soñolienta,
tiene huellas de
dolores y de risas,
y su alma juvenil,
que aún se conserva,
va debajo de ese
cuerpo que marchita.
Era anciana la
palabra del poema
que aquel niño
recitaba tan deprisa,
como nota sugerente y
de belleza
que algún ángel le
prendió de su cortina.
Porque el niño
susurraba pieza a pieza,
cada verso encadenado
y cada rima
con la gracia tan
sutil, con que el poeta,
concibió para crear
sus poesías.
Y es así la
ancianidad, de esta manera,
un conjunto de
palabras asumidas
de la dura antigüedad
que nos rodea
y su esencia que nos
llega todavía.
Rafael Sánchez Ortega
©
Qué de cosas se han visto con el tiempo, los años ofrecen sabiduría a quién sabe aprender de la experiencia, me gusta :)
ResponderEliminarUn besito Rafael
Gracias Vany To, me alegra de que te gusten estos versos.
EliminarUn besito.
Bien que andes por aquí :)
ResponderEliminarme llevo tu enlace (prestado claro)
otro besito
Claro, para eso está.
EliminarOtro besito.
Esa ancianidad que nos rodea no es más que camino recorrido, crecimiento interno...
ResponderEliminarUn beso Rafael.
Sí, Luján, así la veo yo también.
EliminarUn beso y feliz domingo.
era anciana , tantas cosas que aprender, tantos recuerdos ...
ResponderEliminartu poema muy inspirador
feliz dia Rafael, besitos
Gracias por verlo así Cora.
EliminarBesitos y un feliz domingo.
YO te deseo entre tus viejas rimas pero hermosas feliz domingo
ResponderEliminarun abrazo
Marina
Gracias por tu comentario Marina.
EliminarUn abrazo y feliz domingo también para ti.
aún en la ancianidad se aprenden cosas nuevas
ResponderEliminarclaro que no siempre los ancianos están dispuestos a aprender
buen comienzo de semana Rafael
abrazos
Tienes toda la razón con tu comentario y reflexión Ely, pero ya sabes como son los ancianos, casi igual que niños.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.
sabes que el geriatra de mi padre una vez me dijo, -eso de pensar que los ancianos son como niños es un error del porte de un rascacielos- ,los ancianos podrán tener menos movimientos, presentar cronicidad médica , no controlar esfinter, pero mentalmente no dejan de ser adultos a menos que tengan demencia senil o alzheimer cosa que los invalida, pero nunca se vuelve a ser niños aunque algunos lo aparenten jajaja
Eliminarabrazos
Ya sé que es una utopía Ely, (en el buen sentido de la palabra). Creo que cada edad tiene su "verano azul" y no podía ser menos la "ancianidad", igual que la "niñez". También es fácil, y de suyo se usa mucho, esa comparación para llevar el alma del niño al anciano y tratar de influir más en el lector. Quizás abusamos de ella y no es bueno, pero... La pregunta es: ¿no seguimos siendo niños, en el fondo, a pesar de ser adultos?
EliminarUn abrazo en la noche querida amiga.
Es tan bonito como dices...
ResponderEliminarEs un compendio de experiencia y sabiduría...
Muchos besos
Sí, Misterio, verdaderamente es así de hermoso.
EliminarUn beso.
El Mundo, la Humanidad, la Vida, son ancianas y todo los conocimientos actuales nos llegan a través de la cadena del tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Fanny y creo que todos estamos ahí de acuerdo.
EliminarUn abrazo en la noche.
La ancianidad siempre trae enseñanzas.
ResponderEliminar(...) y su esencia que nos llega todavía.
Si no nos llega, algo debemos preguntarnos.
Saludos Rafael, te felicito por le poema
Es cierto que si no nos llega esa "esencia" es quizás porque algo estamos haciendo y no en la dirección correcta Verónica.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario.
La experiencia del camino recorrido es lo que da sentido a nuestra vida y va conformando nuestro particular equipaje.
ResponderEliminarHermoso y conmovedor poema.
Vengo del blog de Aniagua y me ha cautivado tu sensibilidad para escribir poesía. Es por ello que, con tu permiso, me quedo en él para seguir deleitándome con tu trabajo.
Gracias por tu visita y comentario María José. Eres bienvenida y por supuesto, la puerta está abierta para cuando quieras regresar.
EliminarUn abrazo en la noche.
Era anciana que cuantas
ResponderEliminarveses habrá dejado, cuantos momentos
vividos, cuanto por aprender..
La vida nos va dejando huellas
y de esta aprendemos seguro..
Besos Rafael.
Son esas huellas que dices las que tenemos que seguir siempre Mary, no lo dudes.
EliminarBesos en la noche.
Rafael fantástico!!!! lo primero decirte magistral estos cuartetos bellamente versados esa melodía ritmica y luego son versos profundos de reflexión esas huellas imborrables !! te quedó lindo un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tu presencia siempre y comentario Bea.
EliminarUn abrazo desde el Cantábrico.
Me gusta esa mirada, que descubre en las cosas y en las personas la sabiduría del tiempo y la experiencia vivida...Necesitamos la "ancianidad"para que nos siga recordando, como la campana, la pasión de la vida, el rescoldo y la ceniza...La esencia de la vida y del sentimiento...amigo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo inmenso por tu inspiración contante y buen hacer, Rafael.
M.Jesús
Una vez más gracias M.ªJesús por tu comentario y estas letras donde dejas tu opinión tan acertada.
EliminarUn abrazo en la noche.
Tus últimos versos me hacen pensar en un sentimiento que, aunque “anciano” aún perdura y duele, guardado en una tierna metáfora.
ResponderEliminarMuy bueno!!
Cariños...
Cierto Oriana, puede decirse así como tú dejas en el comentario.
EliminarUn abrazo en la noche.