martes, 31 de julio de 2018

EN UN MUNDO DIVERTIDO...



En un mundo divertido
esperaré a conocerte,
para bailar en las ferias
y romerías de siempre,
te enseñaré los lugares
por donde cruzan los trenes,
y donde pasta el ganado
en la campiña tan verde,
te llevaré a las colinas
cuando se cubren de nieve,
y bajaremos al valle
para pasar por los puentes,
y si nos queda un minuto
te llevaré, si tú quieres,
hasta el rincón de las hadas
para beber de su fuente...

En un mundo entretenido
no es preciso tener bienes
ya que la vida nos dice
que sigamos la corriente,
que soñemos y vivamos 
de una manera tan fuerte
que notemos los latidos
de la vida y sus vaivenes,
y que sean los vagones
de este néctar impaciente
los que avancen por las vías
y cristaleras celestes,
será tu sangre y mi sangre
la que busque, en los cipreses,
esa sabia, con la magia,
de que hablan los papeles...

"...En el mundo de los niños
hay secuelas de la fiebre,
y por eso sus pupilas
se estremecen cuando duermen..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/18

lunes, 30 de julio de 2018

HAY CICATRICES ETERNAS...



Hay cicatrices eternas
que no se curan y sanan,
porque perduran, latentes,
y para siempre en el alma,
quiere callarse la sangre
y así apagarse su brasa,
pero la herida que fluye
sigue el perfil de las llamas,
y es que la flecha cautiva
queda en el pecho clavada
y aunque arrancarse pudiera
es laboriosa su causa,
ya que además de sutura
deben los días curarla,
porque persiste la herida
que nos recuerda una infancia...

Serán recuerdos eternos,
quizás, también, telarañas,
que con su corte profundo
dejen y enseñen su marca,
entonaremos entonces,
tiernas y largas plegarias,
para que acabe un proceso
que con el tiempo se alarga,
y es que la vida es un surco
donde penetran las aguas,
para embriagarnos de sueños
sin precisar de palabras,
y son las olas sublimes,
llenas de yodo y resacas
quienes reclaman silencio
mientras restañan mil lágrimas...

"...Hay cicatrices eternas
que no destilan ya nada,
pero que guardan muy dentro
una profunda nostalgia..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/07/18

domingo, 29 de julio de 2018

LA ESENCIA DE TU ALMA...



La esencia de tu alma
se mezcla en mis latidos,
dejándome un mensaje
en forma de suspiros,
pequeñas mariposas
que alegran los sentidos
repletas de colores
y cientos de motivos,
que espero que me dejen
la paz que necesito,
los dedos bien serenos,
la musa en el bolsillo
y entonces tus palabras
tendrán ese destino
los versos y poemas
escritos en un libro...

De forma diferente
se sienten los cuchillos
que llegan a las almas
en busca de objetivo,
no son las rosas blancas,
tampoco los espinos,
la sangre, impetuosa,
extiende su vestido,
el traje de los jueves,
la capa del domingo,
el dalle y la guadaña
que pasan con sigilo,
y luego, por si acaso,
el néctar del vacío,
que aterra a las personas
de modo muy preciso...

"...La esencia de tu alma
la guardo con cariño,
se mezcla con mi sangre
y viene y va conmigo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/18

sábado, 28 de julio de 2018

BUSCABA LA PALABRA...



Buscaba la palabra
cargada de motivos,
la voz, la melodía
supliendo aquel suspiro,
la letra inmaculada
surgiendo de los libros,
llevando hasta los ojos
la tinta con sus guiños,
mensajes seductores
que alegran los sentidos
y un néctar agridulce
que embriaga cual buen vino,
por eso no cejaba
buscando los sonidos,
las voces seductoras
que ofrecen los caminos...

De aquello yo recuerdo
el tiempo tan querido,
la voz de las resacas,
el canto de los grillos,
la charla de la brisa
llenando los vacíos,
y el eco de la luna
diciéndome que existo,
y todo en el presente,
de un modo muy sencillo,
basado en esta orquesta
del mundo de los niños,
el mundo de los coros,
las fuentes y los ríos,
también de los trigales
que crecen pensativos...

"...Buscaba la palabra
y entonces di contigo,
hermosa poesía,
la voz de mis latidos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/18

viernes, 27 de julio de 2018

SOY CONSCIENTE...



Soy consciente
de que el pasado no vuelve
y que el corazón se queda sin latidos,
y va perdiendo su ritmo,
en este tranvía que es la vida.

Estamos en otoño
y hay un cuerpo viejo
que camina, titubeante,
entre la telaraña de recuerdos
que conducen al invierno.

Si miro atrás, a ese pasado,
me doy cuenta de que era bonito
despertar cada mañana,
con la llamada del alba,
y acudir a la taza de café,
que esperaba calentarse en el microondas,
para calentar unos labios
que esperan saludar al nuevo día.

En aquel largo verano 
caminé por muchos caminos
y senderos,
incluso tendí la mano
a la primavera de la infancia,
rescatando, de la misma, muchos sueños
retenidos en los puentes.

Fueron largos días de suspiros,
de susurros encantados
que dejaron una huella
muy profunda en ese tiempo
que no vuelve.

Era hermoso contemplar a las estrellas
y hasta hablar, en su lenguaje,
por las noches.
Era hermoso el escuchar
las canciones y rumores que dejaban
las sirenas en la playa.
Era hermoso ver pasar 
a las traineras por la barra,
que salían a pescar
con su silueta inconfundible.
Era hermoso emocionarse
al pensar que las rosas que veías
las pudieras entregar
a unos labios tan queridos
con un beso.
Era hermoso hasta rezar
a ese dios que es de los niños
y a ese niño que llevabas
tan adentro y le gritabas
de que nunca te dejara.

...Ahora sé que aquel desierto,
inhabitable y silencioso,
me esperaba y me abrazaba
sin remedio
y que la soledad del otoño
y del invierno estaban cerca,
y no en el parque figurado,
porque la tristeza iba conmigo,
con nosotros, con la gente 
y con el  mundo que nos rodea,
en un abrazo y un abrigo inconfundible
y no tendría una luna, con su manto,
que viniera a cantarme una nana
en esa noche.

Al final, soy consciente 
de que me hice mayor
y no me di cuenta.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/18

jueves, 26 de julio de 2018

AQUELLA TARDE LLOVÍA...



Aquella tarde llovía
y se marchaba el verano
a pesar de tantas fiestas
que, sin cesar, disfrutamos,
pero vivimos sus días
sin reparar en el vaso
que iba apurando, sediento,
aquel que llaman el diablo,
porque vivir, sí vivimos
pero también nos marchamos
y va pasando la infancia,
la juventud y el relato
y nos quedamos vacíos
con los recuerdos cercanos
mientras se rumia nostalgia
y la pasión en los labios...

Dime si quieres la luna,
te pregunté siendo franco,
ya que la luna del cielo
viene hacia mí, si la llamo,
quizás si somos sinceros
hasta te pida la mano
para tomar a tus dedos
y con los míos rozarlos,
y es que la lluvia transforma
los sentimientos variados,
para acercar los latidos
de corazones extraños,
si lo logramos sería
fruto de mucho trabajo,
y compartiendo, en silencio,
ratos bonitos y malos...

"...Aquella tarde llovía
y nos quedamos mirando
para dejar los recuerdos
en nuestras almas tatuados..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/18

miércoles, 25 de julio de 2018

UN BARQUITO DE PAPEL...



Un barquito de papel
navegaba entre las olas,
sin patrón ni tripulantes
y sin rumbo ni derrota,
parecía abandonado
por su forma misteriosa,
y también por el silencio
en cubierta y hasta proa,
sucedió que en su camino
se cruzaron las gaviotas,
muy cansadas, del nordeste
y la brisa caprichosa,
y posándose en las jarcias
intentaron picar sobras
que quedaran de la pesca
en carnadas generosas...

Pero estaba el buen barquito
reluciente como alfombra,
y muy limpio en su cubierta
sin señales de una mosca,
y ocurrió que, desde el cielo,
fue cayendo gota a gota,
una lluvia veraniega
persistente y algo sorda,
empezaron a mojarse
los plumajes y las notas
aunque fueron reclamados
y llamados de la costa,
y volaron orgullosas,
con el barco por su popa,
las gaviotas mencionadas
y los sueños de la autora...

"...Un barquito de papel
yo te di con una rosa,
tú ignoraste mi regalo
aduciendo cosa tonta..."

Rafael  Sánchez Ortega ©
18/07/18

martes, 24 de julio de 2018

EL SOL SE DESPEDÍA...



El sol se despedía,
la tarde abandonaba,
marchaban las gaviotas
volando para casa,
buscaban esa costa
tan fiera y descarnada
y en ella su refugio
de lomas escarpadas,
y abajo el horizonte,
las sombras y las aguas,
el mar muy tenebroso,
las luces de las barcas,
muy lejos, en el puerto,
dormitan las gabarras,
se encienden las farolas
y pesan las miradas...

Un hombre sin linterna
pasea por la playa,
persigue su destino
quizás hacia la nada,
no sabe de proyectos
su rumbo es la confianza,
camina tras las huellas
que ve con la mirada,
están con paso firme
y tienen forma clara,
seguro que su meta
valdrá la caminata,
no importan los esfuerzos,
tampoco la distancia,
arriba está la luna
que viene con su gracia...

"...El sol se despedía,
la luna ya llegaba,
y pronto, tras la cena,
un niño va a la cama..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/18

lunes, 23 de julio de 2018

PASAMOS NUESTRA VIDA...



Pasamos nuestra vida
cruzando un laberinto
formado por proyectos
y cientos de caminos,
hay unos agradables
que llevan al Olimpo,
con otros más oscuros
rellenos del vacío,
y es fácil sorprenderse,
mirar dubitativos,
buscar quien nos ayude
y aleje del peligro
porque, en definitiva,
queremos un destino
que albergue los proyectos
del uno al infinito...

Pasamos nuestra infancia
del rosa al amarillo,
vivimos la inocencia
cubiertos de cariño,
por medio de los padres
parientes y hasta amigos,
volamos, ya sin alas,
en pleno desafío,
la vida nos espera,
exige sacrificios
a chicos que son grandes
y a hombres que son niños,
por eso las respuestas
no están en ningún libro,
y todas las preguntas
se quedan en suspiros...

"...Pasamos por la vida
cual barca de un marino,
en medio de galernas,
con paso decidido..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/07/18

domingo, 22 de julio de 2018

ES CIERTO QUE BUSCO EL MAR...



Es cierto que busco el mar
para bañarme en sus olas,
para sentir los latidos
de las aguas en la costa,
pero también ese mar
guarda celoso otra cosa,
y es tu nombre, con tres letras,
el que me esparce sus gotas,
porque nado entre las aguas
con salitre y con gaviotas
y hasta contemplo a la luna
tan coqueta y tan preciosa,
en estas noches de estío
busco el labio de tu boca
y le beso dulcemente
para entregarle una rosa...

Es como un baile, este mar,
un recinto con alfombra,
un hechizo del otoño
para pisar en sus hojas,
pero las aguas tranquilas,
hoy se muestran orgullosas,
y nos dejan las esencias
de las algas en las rocas,
y así podemos soñar
con castillos y palomas,
con sentimientos sencillos
para vivir cada hora,
y es que las olas coquetas,
de este mar que duerme y ronca,
tienen la gracia sublime
y un encanto que enamoran...

"...Y cuando encuentre a mi mar,
pensaré que ya me toca,
amar, soñar, sonreír,
aunque me bañe sin ropa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
15/07/18

sábado, 21 de julio de 2018

PASÓ LA MUERTE...



Pasó la muerte a su lado
con su guadaña maldita,
disfrazada de sirena
y con preciosa sonrisa;
engatusaba su aspecto,
la figura tan precisa,
acompañada de niebla,
del nordeste y de la brisa,
y le invitó a que saliera
a la mar, en su barquilla
para pescar unos peces
que sirvieran de comida,
y, confiado, aceptó
y se creyó la mentira
que le acercó a la galerna
con su borrasca maldita...

...Y, entonces, en la batalla,
cuando remar no podía,
él comprendió los embustes
de la sirena asesina,
ella quería su suerte,
abrazarle con su tinta,
estrellar a su trainera
y correr una cortina,
porque la muerte no acepta
la mirada y la caricia,
ni la pasión y los besos
y el amor y la utopía...
Pero quería luchar,
regresar hasta la villa,
aguantando la galerna
de la manera más digna...

...Pero la muerte, a sus ojos,
llegó con daga muy fina,
arrancándole los sueños,
las ilusiones, la vida,
y se quedó en aquel limbo
de un poema sin esquinas,
y los versos se perdieron
por alguna alcantarilla
y es que a la vida, la muerte,
le profesa gran envidia,
y destruye a quien la vive
de una manera tranquila,
en silencio, sin molestias,
arropado en su familia,
y tragándose las hieles
por el dolor de la herida...

"...Pasó la muerte a su lado
para doblar sus rodillas,
y el hombre dijo que no,
que a la galerna vencía..."

Rafael Sánchez Ortega ©
14/07/18

viernes, 20 de julio de 2018

HAY DÍAS...



Hay días en que veo en el espejo
una cara que no es la mía,
una imagen, que es extraña,
y sin embargo me saluda,
como si me conociera de siempre,
unos ojos que interrogan el cristal
intentando darle forma y contenido,
y unos labios que se estiran y se encogen
deseando balbucear unas palabras.

Pero yo, plantado ante el espejo,
no sé qué responder ni que decirle,
así que me enjuago la boca,
tomo el cepillo de dientes,
abro la pasta
y doy comienzo a ese proceso
de limpieza.
Luego vuelvo a buscar el espejo
y, poco a poco, parece que la cara
toma forma,
y en ese rostro que ya me es un poco familiar,
puedo adivinar una peca
que se esconde en su mejilla,
aunque si miro fijamente 
seguro que no la veo.
Pero es igual.
Puede ser la miopía de mis ojos
que, sin gafas, 
se desplazan, vagabundos,
por el mundo de los sueños, todavía.

Es inútil intentar que la razón
me devuelva al nuevo día,
que salude al personaje imaginario
que se esconde en el espejo
y que salga del sopor
y las legañas de la noche.

Como un ciego, sin bastón,
voy andando hasta la ropa,
que me pongo,
para andar en la mañana,
y lo hago de una forma controlada
e instintiva.

Tras calzar mis zapatillas deportivas
salgo afuera de la casa
y recibo la caricia de la vida,
con los cantos de las aves
y la brisa que acaricia mis mejillas.

Hay un "hola" que se escapa
de mis labios, 
respondiendo a tanto halago,
y esa misma sensación acelera
los latidos de mi pecho.

Doy mil gracias a la vida
y también a cada instante
que me deja,
y es entonces que recuerdo
a la persona del espejo,
a ese rostro, en apariencia,
tan extraño,
y sonrío al recordarlo.

Es la sombra de ese ángel de la guarda
que camina a nuestro lado
y no lo vemos, 
que despierta con nosotros, 
que se mira en el espejo,
que bosteza y que sonríe
y hasta da "los buenos días",
en un gesto sin palabras... 

Rafael Sánchez Ortega ©
13/07/18

jueves, 19 de julio de 2018

CASI SEGURO...



Casi seguro tenías prisa
y te olvidaste que las estrellas,
en esa noche, nos esperaban,
con el suspiro de sus linternas,
por eso entonces quedaron tristes
y hasta lloraron con mucha pena,
las compañeras, tan silenciosas,
de las cigarras y las palmeras,
porque las unas cantan de noche
bajo los cielos con luna llena,
mientras las otras, sin el nordeste,
quieren la brisa de las mareas,
y es que los faros que el cielo esconde,
tras los retales de fina seda,
son ese puerto que el barco busca
y al marinero el hogar espera...

De todas formas hubo otros días
con otras noches que fueron nuestras
y por desidia, tal vez vagancia
ambos pasamos de estar con ellas,
y las dejamos con su silencio
en la ventana que da a la tierra,
y allí lloraron y allí rieron,
noche tras noches, sin darse cuenta,
y es que nosotros, tan concentrados,
con nuestros versos y nuestras letras,
nos olvidamos de estos gusanos
que por las noches dejan sus huellas,
y que nos llaman y que nos quieren
sabernos vivos, tenernos cerca
para entregarnos la luz ansiada
con la esperanza de amor eterna...

"...Casi seguro, tenías prisa,
y no me diste la fiel respuesta,
a la pregunta que yo te hice
y que olvidaste por una fiesta..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/18

miércoles, 18 de julio de 2018

VA PASANDO LA VIDA...



Va pasando la vida lentamente
y el niño del ayer, vive el futuro,
basado en un presente tan oscuro
que duda en caminar correctamente.

El hombre, (y niño ayer), que ve el presente,
se muestra como el ser ante un conjuro,
reniega por su fe de tanto muro
e intenta resistirse a la corriente.

Quisiera rescatar aquella mano,
surgida en una infancia, ya lejana,
tan llena de cariño y de ternura.

Quisiera en esta etapa, del verano,
vivir de una manera más cercana,
la eterna primavera, en su locura.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/18

martes, 17 de julio de 2018

SE NOS PASA LA VIDA...



Se nos pasa la vida
y se marcha el verano,
con el alma impaciente
y los cuerpos cansados;
tiene arrugas la cara,
perlesía las manos,
y los ojos vivaces
su fulgor han cerrado,
atrás queda ese tiempo,
tan fugaz y lejano,
de la infancia perdida
y el candor de los labios,
ese tiempo sublime,
juvenil y sin cardos,
donde tantos proyectos
en palabras quedaron...

Se nos pasa la vida
y por ella marchamos,
en etapas de sueños
y en jornadas de llantos,
porque nada es perfecto
en el mundo en que estamos,
y gozamos de risas
y por ellas pagamos,
atrás quedan amigos,
sentimientos y abrazos,
de la sangre que un día
compartió nuestro ocaso,
y es que el tiempo transcurre,
y se pasan los años,
la pasión se sosiega
y el amor es lejano...

"...Se nos pasa la vida
y quedamos rezando,
en la tarde y la noche
por los tiempos pasados..."

Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/18

lunes, 16 de julio de 2018

HUBO UN TIEMPO...



Hubo un tiempo en que escribía,
por la noche, a las estrellas.
Les hablaba de mis sueños,
de las cosas de la tierra,
de los guiños de las olas
al dejar, con las mareas,
esos rizos extendidos
por la playa y en la arena,
y es que todo era posible
en el verso y el poema
que nacían, en la noche,
con la luna de linterna
y salían, indecisos,
los escritos con mis letras
pero llenos de ilusiones
y queriendo ser viajeras...

Hubo un tiempo en que los niños
sí querían cosas ciertas.
Por ejemplo el aguinaldo,
traducido en sus pesetas,
y también las caracolas
que escuchaban las sirenas,
o los cuentos de castillos
que ocultaban a princesas,
y es que el tiempo de la infancia
pasa pronto y bien se aleja
descubriendo que esos días
son instantes sin respuesta,
porque queda la nostalgia
de esa vida tan intensa,
que marcó nuestros destinos
de una forma tan maestra...

"...Hubo un tiempo, me pregunto,
en que amaba los poemas,
que la vida nos dejaba
cada día en la alacena;
pero ahora es otro tiempo
en que miro a las estrellas
y la infancia, ya lejana,
acrecienta mi tristeza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
09/07/18

domingo, 15 de julio de 2018

HE AVANZADO EN EDAD...



He avanzado en edad y, sin embargo, 
los miedos permanecen.

Es el miedo a vivir y a soñar,
a despertar un día y comprobar
que nada te rodea
y solo permanecen las tinieblas
en este mundo indeciso de personas
y de cosas,
que no sabes definir 
y parece te persiguen.

Recuerdo esa otra edad,
la de la infancia,
y veo que, en la misma,
el miedo estaba allí,
en los rincones juveniles
de esos años,
en el respeto y seriedad
de los mayores,
en la influencia de los hombres,
y las gentes,
en una sociedad muy inmadura
que trataba de salir de sus complejos,
en la abundancia de unos pocos
frente a la pobreza y las carreras
por crecer, de una inmensa mayoría
en que yo estaba.

Quizás, por eso, aquellos miedos
fueron distintos,
y era el miedo de los cuerpos
y el destino,
de sufrir enfermedades,
suspender en los estudios,
no tener ese trabajo 
que ofreciera algún dinero,
y por fin no conseguir que te mirara
y respondiera,
la persona que llamaba tu atención.
Y es que el amor, en aquel tiempo,
conseguía aglutinar todo el esfuerzo
de luchar y superarte contra el miedo,
de soñar con imposibles,
de mirar y susurrar a las estrellas,
de escribir algún poema en el cuaderno,
de formar una familia en tus deseos,
de vivir, intensamente, cada día,
de enfrentarte al propio miedo,
combatiendo en su terreno...

Y es que ahora, con la edad,
el otoño de los sueños se agudiza
y se ven tantos proyectos marchitados,
tantas rosas y violetas por el suelo,
tantos labios olvidados con sus besos,
y hasta ahogan los latidos su frecuencia
y se pierde, en bajamar, aquel rumor,
con el suspiro que dejaban las resacas
y las olas.

No es momento de hacer cuentas,
ni tampoco de vencer o ser vencido,
es, si acaso, el propio instante de la vida
en que el miedo se agudiza, y es normal,
ya que todo nos asusta y nos aterra,
empezando por la simple soledad
y hasta el silencio,
y hasta sobran y empalagan muchas voces
que se acercan,
todo ello por el miedo y por los miedos,
y sin darnos cuenta que las dudas
y el suspense desembocan en el miedo,
y que éste es muy normal en cada vida
y debemos aceptarle,
no tratando de vencerle
y sí tomarle con respeto,
como eterno compañero de este viaje
en que ahora estamos, 
con su dosis de prudencia
y sin angustias.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/16

sábado, 14 de julio de 2018

CUÁNTAS VECES...



Cuántas veces estuve
esperando tus letras,
y el mensaje soñado
que viniera con ellas,
pero solo el silencio
golpeaba en mi puerta,
y pasaron los días
y las noches eternas,
yo pedía a los cielos,
y a la luna y estrellas,
que gritaran tu nombre
y que tú respondieras,
porque así me darían
las noticias completas,
aliviando mi angustia
y las fuertes ojeras,
por los sueños perdidos
en las tardes sin siesta
y en los días tan largos
persiguiendo quimeras...

Cuántas veces, sin rumbo,
he buscado tu reja,
y el balcón de tu casa
y el jardín de la huerta,
porque en ellos, quería,
encontrar lo que fuera,
que tuviera tu sello,
tu perfume y tus huellas,
aún recuerdo las rosas
y también las violetas,
que cubriste de besos
con tus labios de fresa,
y es que quise encontrarte
por paseos y aceras,
además del sendero
que conduce a la iglesia,
yo tenía esperanzas,
de una forma sincera,
de encontrarte y hablarte
y escuchar tu poema...

"...Cuántas veces los hombres
nos quedamos a medias,
al soñar, como niños,
con caritas de seda..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/07/18

viernes, 13 de julio de 2018

RECUERDO EL TREN AQUEL...



Recuerdo el tren aquel, en que llegaste,
al filo de una tarde de verano,
sonaron campanillas en las almas
de muchos compañeros que temblaron,
quedaron cautivados, sin remedio,
los ojos de los niños solitarios,
siguiendo, sin descanso, la figura,
del hada y la princesa de aquel cuadro;
ajena caminabas por la plaza
buscando la pensión, y en ella, el cuarto,
que había contratado tu familia
para ir a conseguir un buen descanso,
traías la maleta de los sueños
repleta de ilusiones, sin candados,
querías compartir lo que tenías
y luego despertar de tu letargo...

Recuerdo el tren aquel, y no le olvido,
llegaba a la estación y, sin retraso,
nos trajo un aire nuevo y diferente,
un verso sin pulir para las manos,
nacieron golondrinas y violetas,
volaron mariposas con abrazos
y luego renacieron las caricias
del fuego juvenil y tan dorado,
entonces comenzaron los suspiros,
se oyeron los susurros de los barcos
y puede que las olas murmuraran
extrañas a beodos y borrachos,
porque esta borrachera intermitente,
nacía de los pechos embrujados,
seguía por los cuerpos tan sensibles
queriendo compartir ese regalo...

"...Recuerdo el tren aquel, y tu sonrisa,
llegaste a renovar nuestro cansancio,
y fueron unos meses deliciosos
que nunca olvidaré, porque te amo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/07/18