Vengo de verte y,
visitar tu morada
donde descansas.
¡Qué de recuerdos
vinieron a mi mente
desde el pasado!
Pero me quedo
contigo, y tu sonrisa,
tan especial.
Era constante
y estaba entre tus labios
y en tu mirada.
Algunas veces
un hilo de tristeza
rasgaba el cielo.
Era la vida,
la lucha y las tormentas,
que acompañaban.
Vivimos juntos,
y juntos caminamos,
durante años.
Edad bonita
de infancia y juventud
que nunca olvido.
Fuiste mi madre,
la amiga que añoraba
y a quien quería.
¿Y a ti, mi padre
qué puedo yo decirte
que tú no sepas?
Os debo tanto,
que sobran las palabras
y hasta las "gracias".
Gracias por todo,
amigos, confidentes,
de vuestro hijo.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/23