Hoy es un día especial.
Quizás es una de esas fechas mágicas por su tristeza,
ya que en este día se juntan muchas cosas en el alma
que quieren romper los bloques de silencio
en que están envueltos y encerrados.
Yo siento ese silencio que me abruma,
que se acerca y que me abraza,
cuando quisiera poder cerrar los ojos
y dar descanso a mi cabeza de las tormentas que la acechan.
Luego está el alma y su soledad
con esa carga de interrogantes que no tienen respuesta
y que siempre me hago:
¿por qué tengo que ser así?,
¿por qué no puedo ser como todo el mundo?,
¿por qué me tengo que preocupar
por lo que les pasa a los demás?,
¿por qué tengo que sufrir si veo que alguien sufre?,
¿por qué tengo que buscar el amor si esa palabra
y ese sentimiento ya nadie lo usa y todo el mundo se ríe de él?,
¿por qué tengo que envejecer?,
¿por qué mis pasos son torpes,
y ya no puedo caminar como caminaba?,
¿por qué pienso que mi escritura está vacía
y que ya no dice nada a nadie,
ni siquiera a mi mismo?,
¿por qué, por qué...?, son muchos por qués...
Sí, ya sé, que es "un día especial", perdona. amigo.
No se debe de romper la magia de este día
y lo mejor será enjugar las lágrimas
y dejar de ser el hombre y el anciano que ya soy
y volar a la infancia pasada,
con los sueños y utopías.
Pero no es fácil el regreso.
Tengo miedo, mucho miedo a la vida
y a lo que me espera y reserva el destino.
Sonrío al leer lo anterior. ¡Miedo!...
¡Quién me lo iba a decir hace unos años!
Yo que iba vendiendo salud y juventud en mis pasos,
en mi camino, en mi poesía, en la vida...
El que sonreía y daba ánimos a todo el mundo,
el que se enamoraba de cada segundo del día,
porque en esa pizca de tiempo veía y encontraba
mil motivos para estar alegre, contento y enamorado.
Lo siento y perdona, amigo, sé que hoy es un día especial
y no se debe romper su "magia" con las letras
de un poeta aficionado.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/21