Una rosa de invierno
alegró mi camino,
con su manto de seda
y sus pétalos lindos,
aunque estaba encogida
y temblando de frío,
yo la vi tan hermosa
como un rayo divino,
una lágrima tierna,
un jardín escondido,
una luna de plata
y mis sueños cosidos,
porque en este poema
cada verso es un grito,
cada estrofa una nana
y el poema es un libro.
Una rosa temprana,
un enero dormido,
y mis pasos silentes
amanecen contigo,
y parece que notan
la alegría del niño,
la sutil algarada
de ese beso divino,
el que mandan los dioses
con las nieves al río,
el que ofrecen los campos
con la espiga del trigo,
ya que es tierna la rosa,
con su traje de armiño,
y esa dulce hermosura
que hasta embriaga, sin vino.
"...Una rosa de invierno,
un jardín con mil lirios,
y tus labios de nácar,
con un beso, en los míos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/18