No puedo decirte sí,
sin apenas conocerte,
ni puedo decir que no,
porque ello es evidente.
Tendré, entonces, que aguantarme,
y aunque mucho me doliere,
caminaré de tu mano
para ver lo que me ofreces.
Puede que sean pamplinas
en la noche efervescente,
saturadas de ternura
intentando lo que quieres.
Porque querer y poder
son dos cosas diferentes,
se quiere, aquel que se ama,
aunque no puedas tenerle.
Así piensan los obreros
y lo mismo los burgueses,
"pobres-ricos, ricos-pobres,
prisioneros de quereres"
Prisioneros de la vida,
del trabajo y los placeres,
de la risa y de los llantos
con suspiros incipientes.
Ambos piensan como yo,
como el viento que nos mece,
que es la brisa de los mares
y es el beso del nordeste.
Caminaré por mis sueños
como hice desde siempre,
intentando hacer amigos
junto al campo tan alegre.
Verde campo y verdes mares,
proclamad siempre ese verde,
el color de vuestros ojos
y el amor de quien los lleve.
...Un pastor con sus rebaños,
un mocoso, un mequetrefe,
un pirata paticojo,
ya murmuran entre dientes.
"...No puedo decirte sí,
sin besar antes tu frente,
ni puedo decir que no
sin saber bien como eres..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/02/12